Navegaba la patera
rumbo a una nueva vida.
Doce hombres, doce historías,
en la mar embravecida.
Se marcharon de su tierra
sin anunciar la partida,
dejando amigos, familia
y demás gente querida.
No buscaban la riqueza,
suspiraban por comida.
No querian ser populares
solo un poco de empatía.
En el fondo de la lancha,
por las olas embestida
dejaban el poso amargo,
lágrimas que no tenían.
Bajo el cielo del Estrecho
se unía la noche al día;
doce cuerpos tititaban,
compartiendo su agonia.
Siete cuerpos encontraron,
siete cuerpos yus sin vida,
entre los restos del bote
cubiertos de arena fina;
cinco desaparecidos,
entre la brisa marina.
Doce hombres, doce sueños,
quedaron en la bahía;
doce almas anhelantes
de la tierra prometida.
Leonardo del Arco.
rumbo a una nueva vida.
Doce hombres, doce historías,
en la mar embravecida.
Se marcharon de su tierra
sin anunciar la partida,
dejando amigos, familia
y demás gente querida.
No buscaban la riqueza,
suspiraban por comida.
No querian ser populares
solo un poco de empatía.
En el fondo de la lancha,
por las olas embestida
dejaban el poso amargo,
lágrimas que no tenían.
Bajo el cielo del Estrecho
se unía la noche al día;
doce cuerpos tititaban,
compartiendo su agonia.
Siete cuerpos encontraron,
siete cuerpos yus sin vida,
entre los restos del bote
cubiertos de arena fina;
cinco desaparecidos,
entre la brisa marina.
Doce hombres, doce sueños,
quedaron en la bahía;
doce almas anhelantes
de la tierra prometida.
Leonardo del Arco.