Bueno pues como casi es la hora de comer, me voy a despedir con un chiste.
Esto era una vez, allá por los años 65, un marido que había vuelto de vacaciones desde Alemania, donde había emigrado para trabajar como muchos otros de su pueblo.
El marido se llamaba Trinitario, -El nombre lo he sacado de Amar en tiempos revueltos jajajaja- y llega a su casa y le dice a su mujer:
-María, preparate esta noche, que traigo unos "números nuevos" de Alemanía que te vas a morir de placer.
- ¿Síiiiiiiii?- dice la María con los ojos haciéndole chirivitas... y poniendo su imaginación a trabajar....
Llega la noche, cenan, se va la María a la alcoba, se pone su camisón batista..., con sus encajes y "tó"..., botoncillos hasta arriba del cuello, lacitos color rosa... perfumada con agua de lavanda que destilaban al lado del río de la Fuentemurcia... boca arriba encima de la cama..., moño suelto y sin orquillas..., cuando entra Trinitario y le dice:
-María, ¿estás preparada?
- Sí, Trinitario, pero es que me da mucha vergüenza... quiero que lo hagamos con la luz apagada...
- Bueno mujer, -dice Trinitario-, déjame que me suba en el armario y luego la apagas.........
Se sube Trinitario al armario, y cuando ya está en la posición adecuadapara "el número", le dice a su mujer:
-María, si quieres dale a la pera de la luz que ya estoy.
Ella apaga la luz, y él se lanza en picado, con tan mala fortuna que da con una bola de madera, que adornaba la parte de la derecha de los pies de la cama, al igual que lo hacía otra del lado izquierdo y las otras dos restantes del cabezal.
Bueno, pues con el golpetazo, Trinitario empieza a emitir gemidos de dolor y jadeos, así de esta manera:
- ¡Aaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyy, ayayayayayayyyyyyyy... Ahhhhhhh, ayyyyyyyyyyyyyy....- Y en esto que la María le dice con voz suave y susurrante:
¡Ay Trinitario, hazlo como antes, qué así disfrutas tú sólo.....!
Esto era una vez, allá por los años 65, un marido que había vuelto de vacaciones desde Alemania, donde había emigrado para trabajar como muchos otros de su pueblo.
El marido se llamaba Trinitario, -El nombre lo he sacado de Amar en tiempos revueltos jajajaja- y llega a su casa y le dice a su mujer:
-María, preparate esta noche, que traigo unos "números nuevos" de Alemanía que te vas a morir de placer.
- ¿Síiiiiiiii?- dice la María con los ojos haciéndole chirivitas... y poniendo su imaginación a trabajar....
Llega la noche, cenan, se va la María a la alcoba, se pone su camisón batista..., con sus encajes y "tó"..., botoncillos hasta arriba del cuello, lacitos color rosa... perfumada con agua de lavanda que destilaban al lado del río de la Fuentemurcia... boca arriba encima de la cama..., moño suelto y sin orquillas..., cuando entra Trinitario y le dice:
-María, ¿estás preparada?
- Sí, Trinitario, pero es que me da mucha vergüenza... quiero que lo hagamos con la luz apagada...
- Bueno mujer, -dice Trinitario-, déjame que me suba en el armario y luego la apagas.........
Se sube Trinitario al armario, y cuando ya está en la posición adecuadapara "el número", le dice a su mujer:
-María, si quieres dale a la pera de la luz que ya estoy.
Ella apaga la luz, y él se lanza en picado, con tan mala fortuna que da con una bola de madera, que adornaba la parte de la derecha de los pies de la cama, al igual que lo hacía otra del lado izquierdo y las otras dos restantes del cabezal.
Bueno, pues con el golpetazo, Trinitario empieza a emitir gemidos de dolor y jadeos, así de esta manera:
- ¡Aaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyy, ayayayayayayyyyyyyy... Ahhhhhhh, ayyyyyyyyyyyyyy....- Y en esto que la María le dice con voz suave y susurrante:
¡Ay Trinitario, hazlo como antes, qué así disfrutas tú sólo.....!
Que jodia la María con el castañazo que se había sacudido el pobre hombre, jajaaaaaaaaa. Yo también soy adecta a los tiempos revueltos y si puedo no me los pierdo. Saludos Begoña