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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: El Paleolítico...

El Paleolítico

Bifaz.

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Altamira
La cueva de Altamira, en Cantabria, es uno de los yacimientos de pinturas rupestres más importantes del mundo. Fue descubierta de forma casual en 1879. En l...
En la península Ibérica se conservan abundantes testimonios del Paleolítico medio que revelan su vinculación con las culturas europeas de este período. Del homo neanderthalensis, que se extendió por toda Europa, se han encontrado abundantes restos óseos. También se han hallado numerosos yacimientos al aire libre y, en ocasiones, en cuevas, con restos líticos. Estos útiles muestran una industria muy especializada, que utilizaba la técnica de lascas para la elaboración de piezas muy diversas (bifaz, raederas, buriles, cuchillos, puntas triangulares para dardos y flechas) con una talla muy cuidada y un fino retoque en el trabajo del sílex.

El Paleolítico superior

En el Paleolítico superior aparece el homo sapiens sapiens, llamado en Europa hombre de Cro-Magnon, del que se han hallado abundantes restos óseos, así como numerosos y variados útiles correspondientes a las diversas culturas que, durante este período, se desarrollaron en Europa occidental. En función de estas, el Paleolítico superior se divide en dos períodos denominados solutrense y magdaleniense.

Durante el solutrense se desarrolló un nuevo tipo de talla: el retoque plano, con el que se realizaron útiles de gran precisión, como las puntas de aleta y las puntas triangulares con pedúnculo.

Durante el magdaleniense, el trabajo del sílex retrocedió en favor del hueso, con el que se realizaron agujas, arpones y azagayas. Esta cultura se desarrolló, especialmente, en la zona cantábrica. A este último período corresponde la espléndida pintura rupestre del norte de la Península (Altamira, La Garma, El Castillo, La Pasiega), caracterizada por su policromía y su estilo naturalista en la representación de animales, como bisontes, cabras y ciervos. Se realizaba en las paredes y techos de las zonas profundas de las cuevas.

La vida en el Paleolítico

Las comunidades humanas del Paleolítico eran itinerantes dentro de un territorio, conocían el fuego y vivían de la recolección de frutos silvestres y de la caza y la pesca, que realizaban en grupos de fuerte cohesión tribal. El homo neanderthalensis fue el primero en enterrar a sus muertos. Las pinturas rupestres elaboradas por su sucesor, el hombre de Cro-Magnon, muestran que estos seres humanos tenían ya sensibilidad artística y creativa.