La transmisión de la cultura
San Isidoro de Sevilla
La Iglesia jugó un importante papel en la conservación y transmisión de la cultura clásica grecolatina, es decir, de la herencia hispanorromana. Aunque los templos romanos fueron derribados para construir iglesias, y muchas estatuas y obras de arte se destruyeron por considerarlas paganas, en los monasterios cristianos se copiaron gran número de obras clásicas que han podido llegar así hasta la actualidad.
Las escuelas eclesiásticas contribuyeron también a mantener viva la cultura. De ellas salieron grandes intelectuales y escritores como los historiadores Orosio e Idacio; Braulio y Tajón, obispos de Zaragoza, San Martín de Dumio, obispo de Braga, y San Leandro, arzobispo de Sevilla. La figura más relevante fue sin duda su hermano, San Isidoro de Sevilla.
San Isidoro de Sevilla
A él se deben algunas de las teorías políticas que hicieron fortuna en la Edad Media, como el origen divino del poder de los reyes o las limitaciones de carácter moral que el ejercicio de la realeza debía tener. Además, en sus Etimologías, resumió los conocimientos de la época facilitando su transmisión.
San Isidoro forjó una imagen que se convirtió en punto de referencia muchas veces a lo largo de la historia española: la de la unidad (política y religiosa) y la independencia de la Península bajo el caudillaje del «prestigioso linaje de los godos».
Esa última idea recorrió la Edad Media y, al hacerlo, demostró que los mitos o, tal vez más correctamente, los imaginarios han sido muchas veces más decisivos que los propios hechos históricos.
San Isidoro de Sevilla
La Iglesia jugó un importante papel en la conservación y transmisión de la cultura clásica grecolatina, es decir, de la herencia hispanorromana. Aunque los templos romanos fueron derribados para construir iglesias, y muchas estatuas y obras de arte se destruyeron por considerarlas paganas, en los monasterios cristianos se copiaron gran número de obras clásicas que han podido llegar así hasta la actualidad.
Las escuelas eclesiásticas contribuyeron también a mantener viva la cultura. De ellas salieron grandes intelectuales y escritores como los historiadores Orosio e Idacio; Braulio y Tajón, obispos de Zaragoza, San Martín de Dumio, obispo de Braga, y San Leandro, arzobispo de Sevilla. La figura más relevante fue sin duda su hermano, San Isidoro de Sevilla.
San Isidoro de Sevilla
A él se deben algunas de las teorías políticas que hicieron fortuna en la Edad Media, como el origen divino del poder de los reyes o las limitaciones de carácter moral que el ejercicio de la realeza debía tener. Además, en sus Etimologías, resumió los conocimientos de la época facilitando su transmisión.
San Isidoro forjó una imagen que se convirtió en punto de referencia muchas veces a lo largo de la historia española: la de la unidad (política y religiosa) y la independencia de la Península bajo el caudillaje del «prestigioso linaje de los godos».
Esa última idea recorrió la Edad Media y, al hacerlo, demostró que los mitos o, tal vez más correctamente, los imaginarios han sido muchas veces más decisivos que los propios hechos históricos.