El dominio franco se mantuvo más tiempo en los Pirineos catalanes. Los carolingios atrajeron a estas comarcas pobladores mozárabes, entre los que surgió un fuerte grupo de opinión contrario a la influencia franca.
En este territorio, organizado en diversos condados, los condes tenían amplios poderes: se ocupaban de la administración, justicia, política interna y defensa militar. Al principio, los condes eran de origen franco, pero después fueron miembros de la nobleza local. En 874, Vifredo el Velloso, miembro de la nobleza local, reunió los condados catalanes, los gobernó de forma autónoma y los legó a sus descendientes, creando así la dinastía de la casa de Barcelona.
Las buenas relaciones con los califas permitieron una época de estabilidad en Cataluña, que consolidó la independencia del poder franco desde 988.
En este territorio, organizado en diversos condados, los condes tenían amplios poderes: se ocupaban de la administración, justicia, política interna y defensa militar. Al principio, los condes eran de origen franco, pero después fueron miembros de la nobleza local. En 874, Vifredo el Velloso, miembro de la nobleza local, reunió los condados catalanes, los gobernó de forma autónoma y los legó a sus descendientes, creando así la dinastía de la casa de Barcelona.
Las buenas relaciones con los califas permitieron una época de estabilidad en Cataluña, que consolidó la independencia del poder franco desde 988.