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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Una cultura rural y clerical...

Una cultura rural y clerical

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El mapa del Beato de Liébana
Algunos beatos incorporan mapas. Uno de los más conocidos es el mapamundi que incluyó el Beato de Liébana en su Comentario al Apocalipsis.
Las actividades culturales de los núcleos cristianos se caracterizaron por su escasez, pobreza, falta de originalidad y voluntad de conservación de la antigua cultura hispanogoda. Si en tierras andalusíes la cultura era producto de una sociedad urbana y laica, en las del norte dependió de la expansión de los monasterios. Fue, por tanto, una cultura rural y clerical.

Los monasterios y las reglas monásticas

El escenario de desarrollo de esta cultura hispanocristiana fueron los pequeños monasterios, como la iglesia de San Miguel de Celanova en Galicia, la de Santa María de Lebeña en Cantabria o la primitiva de San Millán de la Cogolla en La Rioja.

Muchos monasterios fueron creados por las aristocracias regionales como iglesias propias de ellas. Las reglas que regían estas pequeñas comunidades monásticas eran muy variadas.

En los núcleos occidentales, se difundieron, sobre todo, la de San Isidoro y la de San Fructuoso. En la zona catalana, la de San Benito se fue extendiendo desde comienzos del siglo IX. Las reglas de San Isidoro y de San Benito animaban a los monjes a no descuidar la lectura y la actividad intelectual. Por ello en los monasterios surgieron escriptorios, en los que se formaron modestas bibliotecas y se copiaron textos de autores clásicos y, sobre todo, las obras de San Isidoro y las colecciones de leyes civiles y de cánones de los concilios de época visigoda. Así, hacia el 785, un monje de Liébana llamado Beato escribió su Comentario al Apocalipsis. Los escriptorios monásticos se dispusieron a hacer copias del texto y a ilustrarlo con miniaturas. Nacieron así los códices llamados beatos.