La diversificación social
Las relaciones de vasallaje
La condición de cristiano viejo y la riqueza territorial constituyeron los dos criterios fundamentales de ordenación de la sociedad hispanocristiana.
Señores
En la cúspide social estaban los señores, miembros de la nobleza de cada reino. Se distribuían desde los poderosos ricos hombres o magnates hasta los humildes hidalgos que, muchas veces, poseían el título pero carecían de dinero y de hacienda. Las relaciones entre los distintos miembros de la nobleza eran personales. Se basaban en los vínculos de vasallaje, donde el vasallo, o noble de menor rango, prestaba fidelidad al señor, o noble de mayor rango, a cambio de la concesión de un beneficio o feudo.
Dentro de este esquema de riqueza y poder y de relaciones personales se insertaron los miembros del alto clero: obispos, arcedianos y abades fueron señores igualmente. Algunos dirigieron mesnadas en las batallas contra los musulmanes. Junto con los magnates del reino, los miembros más descollantes del alto clero formaban parte de la curia regia o consejo de asesoramiento del monarca.
Campesinos
También entre los campesinos existía una escala de riqueza y dependencia respecto a los señores. Entre los siglos XI y XIII disminuyó el número de pequeños propietarios y aumentó el de campesinos dependientes de un señor. Aunque el proceso repoblador había creado más campesinos libres que en el resto de Europa, la influencia francesa provocó la penetración de las bases feudales europeas. Ello dio lugar a episodios de resistencia campesina.
Hacia 1300, la mayor parte de los campesinos trabajaba tierras ajenas, es decir, pertenecientes a un señor, en régimen de arrendamiento. En algunas regiones, los señores vieron reconocido su derecho a maltratar a los campesinos de su señorío y a imponerles los llamados malos usos. Así sucedió en regiones de Aragón y del norte de Cataluña. Aquí, muchos campesinos, si querían abandonar las tierras del señor, debían pagarle una cantidad en concepto de rescate. Fueron los payeses de remensa quienes, en el siglo XV, combatieron ferozmente a sus señores.
Los habitantes de los núcleos urbanos
Conforme se fortalecían las actividades mercantiles y artesanales, fueron apareciendo y ganando fuerza las cofradías de oficios. Eran asociaciones de personas dedicadas a una misma actividad profesional que, con fines religiosos y benéficos, se reunían tomando como patrón a un santo.
El papel de los habitantes de los núcleos urbanos creció desde finales del siglo XII. Los reyes comprendieron la fuerza que habían adquirido y, para beneficiarse de ella, los admitieron en las Cortes.
Las relaciones de vasallaje
La condición de cristiano viejo y la riqueza territorial constituyeron los dos criterios fundamentales de ordenación de la sociedad hispanocristiana.
Señores
En la cúspide social estaban los señores, miembros de la nobleza de cada reino. Se distribuían desde los poderosos ricos hombres o magnates hasta los humildes hidalgos que, muchas veces, poseían el título pero carecían de dinero y de hacienda. Las relaciones entre los distintos miembros de la nobleza eran personales. Se basaban en los vínculos de vasallaje, donde el vasallo, o noble de menor rango, prestaba fidelidad al señor, o noble de mayor rango, a cambio de la concesión de un beneficio o feudo.
Dentro de este esquema de riqueza y poder y de relaciones personales se insertaron los miembros del alto clero: obispos, arcedianos y abades fueron señores igualmente. Algunos dirigieron mesnadas en las batallas contra los musulmanes. Junto con los magnates del reino, los miembros más descollantes del alto clero formaban parte de la curia regia o consejo de asesoramiento del monarca.
Campesinos
También entre los campesinos existía una escala de riqueza y dependencia respecto a los señores. Entre los siglos XI y XIII disminuyó el número de pequeños propietarios y aumentó el de campesinos dependientes de un señor. Aunque el proceso repoblador había creado más campesinos libres que en el resto de Europa, la influencia francesa provocó la penetración de las bases feudales europeas. Ello dio lugar a episodios de resistencia campesina.
Hacia 1300, la mayor parte de los campesinos trabajaba tierras ajenas, es decir, pertenecientes a un señor, en régimen de arrendamiento. En algunas regiones, los señores vieron reconocido su derecho a maltratar a los campesinos de su señorío y a imponerles los llamados malos usos. Así sucedió en regiones de Aragón y del norte de Cataluña. Aquí, muchos campesinos, si querían abandonar las tierras del señor, debían pagarle una cantidad en concepto de rescate. Fueron los payeses de remensa quienes, en el siglo XV, combatieron ferozmente a sus señores.
Los habitantes de los núcleos urbanos
Conforme se fortalecían las actividades mercantiles y artesanales, fueron apareciendo y ganando fuerza las cofradías de oficios. Eran asociaciones de personas dedicadas a una misma actividad profesional que, con fines religiosos y benéficos, se reunían tomando como patrón a un santo.
El papel de los habitantes de los núcleos urbanos creció desde finales del siglo XII. Los reyes comprendieron la fuerza que habían adquirido y, para beneficiarse de ella, los admitieron en las Cortes.