La Corona de Castilla
Pedro I y Enrique de Trastámara
La pugna entre autoritarios y pactistas comenzó en 1282, cuando se sublevaron la nobleza y las ciudades, encabezadas por el infante Sancho, que luego sería Sancho IV (1284-1295), contra su padre, Alfonso X (1252-1284), y continuó en el reinado de Alfonso XI (1312-1350), quien en 1348 puso en vigor el Ordenamiento de Alcalá, fuente principal del Derecho del reino hasta el siglo XIX.
La dinastía Trastámara
En 1369 el rey Pedro I fue asesinado por su hermanastro Enrique II de Trastámara, quien se mostró como el defensor de la nobleza frente a las ciudades. La dinastía Trastámara gobernaría hasta la llegada de Isabel la Católica. Su gobierno se caracterizó por la pugna entre nobleza y monarquía y por el surgimiento de la baja nobleza, que apoyaba a los reyes y que contribuyó a la creación de una monarquía centralizada, germen del Estado moderno.
El problema sucesorio
Entre 1464 y 1468, la alta nobleza castellana fabricó la leyenda de la ilegitimidad de la hija de Enrique IV (1454-1474), Juana la Beltraneja, y propuso, sucesivamente, a dos hermanastros del rey, Alfonso e Isabel, como sucesores. El monarca cedió a las presiones nobiliarias y aceptó a Isabel como heredera del trono.
Pero Isabel se casó con Fernando, heredero de Aragón, en contra de los deseos de los nobles, y Enrique IV se desdijo del acuerdo con su hermanastra. La muerte del monarca en 1474 llevó al reino a una guerra civil que terminó con la victoria de Isabel.
Pedro I y Enrique de Trastámara
La pugna entre autoritarios y pactistas comenzó en 1282, cuando se sublevaron la nobleza y las ciudades, encabezadas por el infante Sancho, que luego sería Sancho IV (1284-1295), contra su padre, Alfonso X (1252-1284), y continuó en el reinado de Alfonso XI (1312-1350), quien en 1348 puso en vigor el Ordenamiento de Alcalá, fuente principal del Derecho del reino hasta el siglo XIX.
La dinastía Trastámara
En 1369 el rey Pedro I fue asesinado por su hermanastro Enrique II de Trastámara, quien se mostró como el defensor de la nobleza frente a las ciudades. La dinastía Trastámara gobernaría hasta la llegada de Isabel la Católica. Su gobierno se caracterizó por la pugna entre nobleza y monarquía y por el surgimiento de la baja nobleza, que apoyaba a los reyes y que contribuyó a la creación de una monarquía centralizada, germen del Estado moderno.
El problema sucesorio
Entre 1464 y 1468, la alta nobleza castellana fabricó la leyenda de la ilegitimidad de la hija de Enrique IV (1454-1474), Juana la Beltraneja, y propuso, sucesivamente, a dos hermanastros del rey, Alfonso e Isabel, como sucesores. El monarca cedió a las presiones nobiliarias y aceptó a Isabel como heredera del trono.
Pero Isabel se casó con Fernando, heredero de Aragón, en contra de los deseos de los nobles, y Enrique IV se desdijo del acuerdo con su hermanastra. La muerte del monarca en 1474 llevó al reino a una guerra civil que terminó con la victoria de Isabel.