ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Proyección castellana hacia el Atlántico...

Proyección castellana hacia el Atlántico
En el siglo XIII, y tras la conquista del valle del Guadalquivir, se configuraron los dos polos mercantiles de la Corona castellana. En el norte, Burgos y los puertos del Cantábrico, que miraban al Atlántico; en el sur, Sevilla, que, aunque miraba al Atlántico, no quería desperdiciar su estratégica posición entre este océano y el mar Mediterráneo.

Las pugnas por el estrecho de Gibraltar

La apertura del estrecho de Gibraltar a la libre navegación cristiana fue el primer objetivo de los castellanos, los genoveses y los mercaderes de otras repúblicas italianas. Todos preferían el camino del mar, más rápido que el de tierra, para relacionar Italia y Flandes. Los benimerines, bereberes que dominaban el Magreb, amenazaron la pretensión de los cristianos hasta que Alfonso XI (1312-1350) los derrotó en 1340 y logró el control del estrecho.

Inglaterra o Francia

El éxito de Castilla en el control del estrecho de Gibraltar suscitó el interés de Francia e Inglaterra por contar, cada una a su favor, con la fuerza naval castellana en la guerra de los Cien Años. Pedro I (1350-1369) se inclinó por la alianza con Inglaterra. En cambio, su hermanastro y sucesor, Enrique II de Trastámara (1369-1379), optó por la alianza con Francia.

El apoyo naval castellano a las pretensiones francesas, que finalmente alcanzaron la victoria, se mantuvo durante un siglo. A la par que los triunfos militares, los marinos y comerciantes de Castilla se aseguraron el éxito económico.

Las islas Canarias

El interés castellano por el Atlántico y las excelentes relaciones con Francia fueron determinantes en la conquista de las islas Canarias. Grupos de marinos cantábricos y andaluces, tras realizar viajes a las islas, informaron al rey de que su dominio sería fácil. En 1402, Enrique III (1390-1406) aceptó el ofrecimiento de dos nobles franceses, Juan de Bethencourt y Gadifer de la Salle, de ocupar las islas y someterlas a vasallaje del rey castellano. Los primeros éxitos en la empresa animaron a misioneros franciscanos y a mercaderes, que vieron posibilidades para la instalación de cultivos como la caña de azúcar, cuya producción reclamaban los europeos.

La ocupación no resultó sencilla. Las islas pequeñas quedaron, por vía de venta y herencia, en manos de señores andaluces, y las islas mayores se ocuparon definitivamente en el reinado de los Reyes Católicos.