![Murallas del Castillo](/fotos_originales/3/8/9/00043389.jpg)
La guerra contra la Reforma y el Concilio de Trento
El Concilio de Trento, de Tiziano
Carlos V consideró la lucha contra la Reforma protestante como obligación propia de quien era el jefe político de la cristiandad. En 1521 Carlos V convocó una reunión en Worms. Era el mismo año en que las tropas imperiales derrotaron a los comuneros en Villalar, los franceses invadieron Navarra y los turcos expulsaron a los caballeros de la Orden de Malta de Rodas. En Worms, el emperador Carlos V fijó su oposición a Lutero y reclamó del papa la convocatoria de un concilio que emprendiera la necesaria reforma de la Iglesia. Algunos príncipes alemanes, sin embargo, ya habían aceptado las doctrinas luteranas.
En los años siguientes, los conflictos con franceses, turcos y corsarios impidieron a Carlos V atender el problema religioso. Los príncipes luteranos crecieron en número y se organizaron militarmente. Cuando en 1545 el papa Pablo III (1534-1549) convocó el Concilio de Trento para tratar la reforma de la Iglesia, los protestantes ya no estaban interesados. Carlos V reclamó la fidelidad de sus súbditos, pero los luteranos se negaron a prestarla, lo que originó una guerra entre ellos y el emperador. La victoria de este en Mühlberg (1547) aumentó su poder en Alemania, pero no resolvió la cuestión. La paz de Augsburgo (1555) reconoció oficialmente el luteranismo en Alemania.
El Concilio de Trento, de Tiziano
Carlos V consideró la lucha contra la Reforma protestante como obligación propia de quien era el jefe político de la cristiandad. En 1521 Carlos V convocó una reunión en Worms. Era el mismo año en que las tropas imperiales derrotaron a los comuneros en Villalar, los franceses invadieron Navarra y los turcos expulsaron a los caballeros de la Orden de Malta de Rodas. En Worms, el emperador Carlos V fijó su oposición a Lutero y reclamó del papa la convocatoria de un concilio que emprendiera la necesaria reforma de la Iglesia. Algunos príncipes alemanes, sin embargo, ya habían aceptado las doctrinas luteranas.
En los años siguientes, los conflictos con franceses, turcos y corsarios impidieron a Carlos V atender el problema religioso. Los príncipes luteranos crecieron en número y se organizaron militarmente. Cuando en 1545 el papa Pablo III (1534-1549) convocó el Concilio de Trento para tratar la reforma de la Iglesia, los protestantes ya no estaban interesados. Carlos V reclamó la fidelidad de sus súbditos, pero los luteranos se negaron a prestarla, lo que originó una guerra entre ellos y el emperador. La victoria de este en Mühlberg (1547) aumentó su poder en Alemania, pero no resolvió la cuestión. La paz de Augsburgo (1555) reconoció oficialmente el luteranismo en Alemania.