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Crecimiento demográfico
La población española experimentó un crecimiento sostenido, entre 1900 y 1930, con una sola crisis: la gripe de 1918. La población pasó de los 18,6 a los 23,6 millones de habitantes.
Las tasas de mortalidad descendieron desde el 27,8 por 1000 en 1900 hasta el 16,8 por 1000 en 1930. Igual sucedió con las tasas de natalidad, que desde 1914 se acercaron también a los índices europeos. La emigración, que había aumentado hasta 1925, comenzó a descender desde ese año. Por el contrario, la migración interna en favor de las zonas industriales creció.
La estructura socioeconómica de la población en 1930 ya evidenciaba un nuevo modelo, en el que la población agraria activa había descendido rápidamente. Por el contrario, el sector industrial creció en algo más de un millón de personas y el terciario otro tanto.
Al mismo tiempo, el desarrollo urbano -el 43 % de la población vivía en 1930 en núcleos superiores a los diez mil habitantes- hizo que Madrid, Barcelona, Bilbao y San Sebastián tuviesen que realizar importantes ensanches, que modificaron su fisonomía urbana.
La población española experimentó un crecimiento sostenido, entre 1900 y 1930, con una sola crisis: la gripe de 1918. La población pasó de los 18,6 a los 23,6 millones de habitantes.
Las tasas de mortalidad descendieron desde el 27,8 por 1000 en 1900 hasta el 16,8 por 1000 en 1930. Igual sucedió con las tasas de natalidad, que desde 1914 se acercaron también a los índices europeos. La emigración, que había aumentado hasta 1925, comenzó a descender desde ese año. Por el contrario, la migración interna en favor de las zonas industriales creció.
La estructura socioeconómica de la población en 1930 ya evidenciaba un nuevo modelo, en el que la población agraria activa había descendido rápidamente. Por el contrario, el sector industrial creció en algo más de un millón de personas y el terciario otro tanto.
Al mismo tiempo, el desarrollo urbano -el 43 % de la población vivía en 1930 en núcleos superiores a los diez mil habitantes- hizo que Madrid, Barcelona, Bilbao y San Sebastián tuviesen que realizar importantes ensanches, que modificaron su fisonomía urbana.