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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: El gobierno reformista de Adolfo Suárez...

El gobierno reformista de Adolfo Suárez

Campaña institucional para el referéndum del 15 de diciembre de 1976
El gobierno de Adolfo Suárez evitó la ruptura, pero llevó a cabo una serie de reformas que acabaron con el régimen franquista y abrieron el camino hacia un sistema democrático. El primer paso fue la Ley para la Reforma Política, cuyo redactor principal fue Torcuato Fernández Miranda.

Ley para la Reforma Política

El procedimiento para pasar de una dictadura a una democracia había sido objeto de reflexión por parte del rey, cuando era tan solo príncipe, y de Fernández Miranda, su profesor de Derecho Político. Lo que se intentó -y consiguió- fue ir «de la ley a la ley», tal como defendía el segundo. El propósito era que nadie pudiera sentirse traicionado y que la legalidad fuera modificada desde su interior.

La Ley para la Reforma Política recogía algunos aspectos fundamentales:

Reconocía la soberanía popular.
Afirmaba la inviolabilidad de los derechos individuales.
Creaba unas Cortes democráticas de carácter bicameral, elegidas por sufragio universal, directo y secreto (excepto hasta un 20 % de senadores que el rey quedaba facultado para nombrar). Estas podían modificar las Leyes Fundamentales o establecer una nueva legalidad.

El 18 de noviembre de 1976, las Cortes franquistas aceptaron la reforma. Y el 15 de diciembre el proyecto de Ley para la Reforma Política se convirtió en ley tras ser ratificada en referéndum por la población española.

La reforma implicó, entre otras cuestiones, la legalización de los partidos políticos, incluido el Partido Comunista (PCE), y la convocatoria de elecciones a Cortes constituyentes en junio de 1977.

Elecciones a Cortes constituyentes

Las elecciones se celebraron el 15 de junio de 1977. Los resultados configuraron un Parlamento en el que ningún grupo alcanzó la mayoría absoluta.

Resultó vencedora la Unión de Centro Democrático (UCD), una formación de reciente creación que dirigía Adolfo Suárez; el Partido Socialista (PSOE), liderado por Felipe González, se convirtió en el segundo partido con más representación parlamentaria y, por tanto, en el primer partido de la oposición. Otros grupos con importante presencia en el Parlamento fueron el Partido Comunista de Santiago Carrillo y Alianza Popular de Manuel Fraga (AP).

El Parlamento aparecía ideológicamente dividido en dos bloques muy equilibrados. El de la derecha superaba ligeramente al de la izquierda.