Ermita de San Isidro.
La mandó construir en 1584 la Emperatriz Isabel, en agradecimiento por la curación de su hijo Felipe, que en el fururo reinará España con el nombre de Felipe II, al beber agua de la fuente situada junto la ermita. Estaba situada a las afueras de Madrid, al otro lado del río Manzanares. Cuenta la leyenda que en este lugar, San Isidro Labrador, que vivió en el siglo XII, hizo surgir una fuente milagrosa, golpeando una peña mientras trabajaba los campos de su señor, Iván de Vargas.
La iglesia actual, data de 1725 y se levantó sobre las ruinas de la primitiva ermita y presenta una única nave con cúpula y linterna. Detrás de la ermita, en el llamado cerro de San Isidro, se asentó en 1811 el Cementerio Sacramental de San Isidro.
Cada 15 de mayo se celebra la fiesta de San Isidro, patrono de Madrid y de los agricultores. Se celebran las tradicionales romerías que están documentadas desde 1575 y fueron retratadas por Goya. Es tradicional comer en la pradera que rodea la ermita, tradición que ha logrado mantenerse hasta nuestros días sin perder su peculiar y alegre sabor castizo.
La mandó construir en 1584 la Emperatriz Isabel, en agradecimiento por la curación de su hijo Felipe, que en el fururo reinará España con el nombre de Felipe II, al beber agua de la fuente situada junto la ermita. Estaba situada a las afueras de Madrid, al otro lado del río Manzanares. Cuenta la leyenda que en este lugar, San Isidro Labrador, que vivió en el siglo XII, hizo surgir una fuente milagrosa, golpeando una peña mientras trabajaba los campos de su señor, Iván de Vargas.
La iglesia actual, data de 1725 y se levantó sobre las ruinas de la primitiva ermita y presenta una única nave con cúpula y linterna. Detrás de la ermita, en el llamado cerro de San Isidro, se asentó en 1811 el Cementerio Sacramental de San Isidro.
Cada 15 de mayo se celebra la fiesta de San Isidro, patrono de Madrid y de los agricultores. Se celebran las tradicionales romerías que están documentadas desde 1575 y fueron retratadas por Goya. Es tradicional comer en la pradera que rodea la ermita, tradición que ha logrado mantenerse hasta nuestros días sin perder su peculiar y alegre sabor castizo.