Formas vocales
Velada musical, de Michel Angel Houasse (1680-1730). Patrimonio Nacional, España
La cantata. Obra para ser cantada, que surgió de la evolución del madrigal. Puede estar escrita sobre textos religiosos o profanos. Está formada por arias y recitativos y se diferencia del oratorio en que el coro tiene menor importancia y en que tiene un carácter lírico en lugar de dramático (los personajes no intervienen en la acción). En la cantata intervienen solistas, coros y orquesta.
El oratorio. Toma su nombre de los Oratorios de San Felipe Neri, en Roma, y en cierta forma es una evolución del motete. Se escribe sobre texto bíblico y participan solistas, coro y orquesta. Los personajes no actúan, sino que solamente cantan una historia, un drama de carácter religioso.
La pasión. Drama litúrgico sobre la pasión y muerte de Cristo. Puede usar la lengua latina o la lengua vulgar y se escribe para solistas, coro y orquesta. Al igual que en el oratorio, tampoco se actúa. Está protagonizada por un evangelista, que narra la historia mediante el recitativo, por los propios personajes del Evangelio y el pueblo. El elemento unificador son los corales que se repiten.
La ópera. Representación escénica de carácter lírico-dramático, donde alternan recitativos, arias e intervenciones orquestales. El recitativo consistía en una única melodía cantada (monodia), a medio camino entre el lenguaje hablado y el canto, acompañada por diversos instrumentos. Tenía una orientación dramática, y los personajes dialogan entre sí. Decorados y escenografías exigen unos marcos especiales. Sus partes más importantes son: la obertura (instrumental), los coros (voces), los interludios (instrumental), las arias (solos en voces) y, ocasionalmente, el ballet.
Se distingue entre la ópera seria y la ópera bufa o cómica. La primera, de talante aristocrático, extraía sus temas de la mitología clásica, mientras en la segunda los protagonistas eran personajes del pueblo, cuyas divertidas historias eran reflejo de la vida cotidiana.
La ópera tuvo sus comienzos en Florencia, se enriqueció en Venecia y Roma y logró el pleno éxito en Nápoles a finales del siglo XVII.
Velada musical, de Michel Angel Houasse (1680-1730). Patrimonio Nacional, España
La cantata. Obra para ser cantada, que surgió de la evolución del madrigal. Puede estar escrita sobre textos religiosos o profanos. Está formada por arias y recitativos y se diferencia del oratorio en que el coro tiene menor importancia y en que tiene un carácter lírico en lugar de dramático (los personajes no intervienen en la acción). En la cantata intervienen solistas, coros y orquesta.
El oratorio. Toma su nombre de los Oratorios de San Felipe Neri, en Roma, y en cierta forma es una evolución del motete. Se escribe sobre texto bíblico y participan solistas, coro y orquesta. Los personajes no actúan, sino que solamente cantan una historia, un drama de carácter religioso.
La pasión. Drama litúrgico sobre la pasión y muerte de Cristo. Puede usar la lengua latina o la lengua vulgar y se escribe para solistas, coro y orquesta. Al igual que en el oratorio, tampoco se actúa. Está protagonizada por un evangelista, que narra la historia mediante el recitativo, por los propios personajes del Evangelio y el pueblo. El elemento unificador son los corales que se repiten.
La ópera. Representación escénica de carácter lírico-dramático, donde alternan recitativos, arias e intervenciones orquestales. El recitativo consistía en una única melodía cantada (monodia), a medio camino entre el lenguaje hablado y el canto, acompañada por diversos instrumentos. Tenía una orientación dramática, y los personajes dialogan entre sí. Decorados y escenografías exigen unos marcos especiales. Sus partes más importantes son: la obertura (instrumental), los coros (voces), los interludios (instrumental), las arias (solos en voces) y, ocasionalmente, el ballet.
Se distingue entre la ópera seria y la ópera bufa o cómica. La primera, de talante aristocrático, extraía sus temas de la mitología clásica, mientras en la segunda los protagonistas eran personajes del pueblo, cuyas divertidas historias eran reflejo de la vida cotidiana.
La ópera tuvo sus comienzos en Florencia, se enriqueció en Venecia y Roma y logró el pleno éxito en Nápoles a finales del siglo XVII.