La ópera en Florencia
El compositor y cantante italiano Iacopo Peri
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Dante y la música
Dante Alighieri (1265-1321) es el autor de la Divina Comedia, obra alegórica en la que se hace referencia a la relación que existe entre la poesía y la música.
El Renacimiento había pretendido que el hombre se reencontrara consigo mismo volviendo la mirada a la Antigüedad clásica, de la que quedaban muchos vestigios de otras bellas artes, pero no de la música. Tratando de imitar la tragedia griega, que reunía en sí todos los elementos del teatro (poesía, música y danza), un grupo de humanistas que se reunía en Florencia, a finales del siglo XVI, en los salones de los condes Bardi y Corsi, buscó un nuevo estilo en el que, fundidas palabras y música, se produjera una mayor expresión dramática. Artistas y humanistas se agrupaban bajo el nombre de Camerata fiorentina.
La primera consecuencia fue el nacimiento del recitativo melódico, especie de cantinela siguiendo los acentos del texto, acompañada por el bajo continuo e interrumpida por el coro. Lo practicó con éxito Vincenzo Galilei (hacia 1520-1591), padre del astrónomo Galileo, que compuso e interpretó él mismo una escena dramática sobre el lamento de Ugolino de la Divina Comedia. Estimulado por este éxito, el conde Bardi encargó al dramaturgo Ottavio Rinuccini (1562-1621) y a los músicos Iacopo Peri (1561-1633) y Giulio Caccini (hacia 1550-1618) que escribieran obras en el nuevo estilo. Así nació la ópera Dafne, que se representó durante el carnaval de 1597 en el Palacio Corsi y cuya música se ha perdido.
Tres años más tarde, durante las fiestas celebradas con motivo de la boda de María de Médicis con Enrique IV de Francia, se estrenó en el Palacio Pitti la ópera Eurídice, primera que se conserva íntegra; el texto lo escribió Rinuccini y la música fue compuesta por Peri, con algunos coros de Caccini.
El paso siguiente al recitativo melódico surgió de la necesidad de que las voces solistas interpretaran fragmentos que requerían más aire, soltura melódica e incluso un ligero acompañamiento instrumental. Apareció de esta forma el aria, composición independiente para voz solista, generalmente con acompañamiento, y de carácter lírico, en la que el intérprete desarrolla sus mejores cualidades expresivas. Suele ir ubicada en el transcurso de una forma más amplia, como una ópera, un oratorio o una cantata.
El compositor y cantante italiano Iacopo Peri
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Dante y la música
Dante Alighieri (1265-1321) es el autor de la Divina Comedia, obra alegórica en la que se hace referencia a la relación que existe entre la poesía y la música.
El Renacimiento había pretendido que el hombre se reencontrara consigo mismo volviendo la mirada a la Antigüedad clásica, de la que quedaban muchos vestigios de otras bellas artes, pero no de la música. Tratando de imitar la tragedia griega, que reunía en sí todos los elementos del teatro (poesía, música y danza), un grupo de humanistas que se reunía en Florencia, a finales del siglo XVI, en los salones de los condes Bardi y Corsi, buscó un nuevo estilo en el que, fundidas palabras y música, se produjera una mayor expresión dramática. Artistas y humanistas se agrupaban bajo el nombre de Camerata fiorentina.
La primera consecuencia fue el nacimiento del recitativo melódico, especie de cantinela siguiendo los acentos del texto, acompañada por el bajo continuo e interrumpida por el coro. Lo practicó con éxito Vincenzo Galilei (hacia 1520-1591), padre del astrónomo Galileo, que compuso e interpretó él mismo una escena dramática sobre el lamento de Ugolino de la Divina Comedia. Estimulado por este éxito, el conde Bardi encargó al dramaturgo Ottavio Rinuccini (1562-1621) y a los músicos Iacopo Peri (1561-1633) y Giulio Caccini (hacia 1550-1618) que escribieran obras en el nuevo estilo. Así nació la ópera Dafne, que se representó durante el carnaval de 1597 en el Palacio Corsi y cuya música se ha perdido.
Tres años más tarde, durante las fiestas celebradas con motivo de la boda de María de Médicis con Enrique IV de Francia, se estrenó en el Palacio Pitti la ópera Eurídice, primera que se conserva íntegra; el texto lo escribió Rinuccini y la música fue compuesta por Peri, con algunos coros de Caccini.
El paso siguiente al recitativo melódico surgió de la necesidad de que las voces solistas interpretaran fragmentos que requerían más aire, soltura melódica e incluso un ligero acompañamiento instrumental. Apareció de esta forma el aria, composición independiente para voz solista, generalmente con acompañamiento, y de carácter lírico, en la que el intérprete desarrolla sus mejores cualidades expresivas. Suele ir ubicada en el transcurso de una forma más amplia, como una ópera, un oratorio o una cantata.