La música instrumental
Concierto, cuadro de Pietro Longhi (1702-1785), Academia de Venecia La total independencia de los instrumentos con respecto a las voces, la aparición del virtuoso y la búsqueda de nuevos timbres fueron los puntos de arranque de lo que más tarde se convirtió en una floreciente música instrumental. Un iniciador de este género fue Giovanni Gabrieli (hacia 1557-1612), con sus Canciones y sonatas.
Un paralelismo entre la música vocal y la instrumental estableció el aria solista en el mismo plano que la sonata a solo, y las ornamentaciones y coloraturas (pasajes rápidos y llenos de adornos) compitieron con la brillantez técnica del virtuoso instrumental.
De la sonata para un instrumento se pasó a la sonata para dos y después para tres (dos violines y viola de gamba). Surgieron así las primeras agrupaciones de cámara, para las que escribieron los siguientes músicos:
Giuseppe Torelli (1658-1709), compositor y violinista. Residió en Viena, Brandeburgo y Bolonia. Dio mayor riqueza instrumental al concerto grosso. Fue autor de doce conciertos de cámara, 18 sinfonías y Concerti grossi con una pastoral para la Navidad.
Tomaso Albinoni (1671-1750), violinista, cantante y compositor nacido en Venecia, que en su época tuvo gran repercusión por sus óperas, hoy perdidas. En su obra instrumental destacan seis sinfonías. De Albinoni se recuerda e interpreta con asiduidad el famoso Adagio en sol menor.
Filippo Vitali, ya mencionado por su aportación a la ópera en Roma.
Arcangelo Corelli (1653-1713), uno de los creadores de la moderna técnica violinística y del concerto grosso, de quien merecen citarse el Concierto de Navidad y La Folia.
Similar a la sonata y a la suite en su estructura, el concierto es una obra escrita para un solista o un grupo de solistas que contrasta con el resto de la orquesta. Según el marco donde se interprete, será denominado concierto de iglesia o concierto de cámara.
Concierto, cuadro de Pietro Longhi (1702-1785), Academia de Venecia La total independencia de los instrumentos con respecto a las voces, la aparición del virtuoso y la búsqueda de nuevos timbres fueron los puntos de arranque de lo que más tarde se convirtió en una floreciente música instrumental. Un iniciador de este género fue Giovanni Gabrieli (hacia 1557-1612), con sus Canciones y sonatas.
Un paralelismo entre la música vocal y la instrumental estableció el aria solista en el mismo plano que la sonata a solo, y las ornamentaciones y coloraturas (pasajes rápidos y llenos de adornos) compitieron con la brillantez técnica del virtuoso instrumental.
De la sonata para un instrumento se pasó a la sonata para dos y después para tres (dos violines y viola de gamba). Surgieron así las primeras agrupaciones de cámara, para las que escribieron los siguientes músicos:
Giuseppe Torelli (1658-1709), compositor y violinista. Residió en Viena, Brandeburgo y Bolonia. Dio mayor riqueza instrumental al concerto grosso. Fue autor de doce conciertos de cámara, 18 sinfonías y Concerti grossi con una pastoral para la Navidad.
Tomaso Albinoni (1671-1750), violinista, cantante y compositor nacido en Venecia, que en su época tuvo gran repercusión por sus óperas, hoy perdidas. En su obra instrumental destacan seis sinfonías. De Albinoni se recuerda e interpreta con asiduidad el famoso Adagio en sol menor.
Filippo Vitali, ya mencionado por su aportación a la ópera en Roma.
Arcangelo Corelli (1653-1713), uno de los creadores de la moderna técnica violinística y del concerto grosso, de quien merecen citarse el Concierto de Navidad y La Folia.
Similar a la sonata y a la suite en su estructura, el concierto es una obra escrita para un solista o un grupo de solistas que contrasta con el resto de la orquesta. Según el marco donde se interprete, será denominado concierto de iglesia o concierto de cámara.