Tercera época: Rousseau y Gluck
Christoph Willibald Gluck, retrato por Jean Baptiste Greuze (1725-1805). Museo del Louvre, París Con la entronización de Luis XVI se produjo la «guerra de los bufones». Los partidarios de la ópera bufa, de origen italiano, se enfrentaron a quienes abogaban por una ópera nacionalista.
Entre los primeros se encuentra el filósofo Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) que, influido por la representación en París de La serva padrona de Pergolesi, defendió la ópera italianizante en su Carta sobre la música, con unos argumentos que intentó llevar a la práctica en su ópera cómica El adivino de la aldea, de escaso valor musical.
Entre los segundos está Christoph Willibald von Gluck (1714-1787), compositor alemán de origen bohemio, a quien se puede considerar el creador del nacionalismo operístico francés. Acabó con la influencia italiana, redujo a tres actos la acción dramática de la obra y buscó el apoyo orquestal en todo el desarrollo operístico.
Gluck devolvió a la ópera su fuerza dramática supeditando la música al texto, poniendo más énfasis en los recitativos y eliminando el exhibicionismo de los cantantes. Sus obras más importantes son Ifigenia en Áulide, Alceste y Orfeo y Eurídice.
Christoph Willibald Gluck, retrato por Jean Baptiste Greuze (1725-1805). Museo del Louvre, París Con la entronización de Luis XVI se produjo la «guerra de los bufones». Los partidarios de la ópera bufa, de origen italiano, se enfrentaron a quienes abogaban por una ópera nacionalista.
Entre los primeros se encuentra el filósofo Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) que, influido por la representación en París de La serva padrona de Pergolesi, defendió la ópera italianizante en su Carta sobre la música, con unos argumentos que intentó llevar a la práctica en su ópera cómica El adivino de la aldea, de escaso valor musical.
Entre los segundos está Christoph Willibald von Gluck (1714-1787), compositor alemán de origen bohemio, a quien se puede considerar el creador del nacionalismo operístico francés. Acabó con la influencia italiana, redujo a tres actos la acción dramática de la obra y buscó el apoyo orquestal en todo el desarrollo operístico.
Gluck devolvió a la ópera su fuerza dramática supeditando la música al texto, poniendo más énfasis en los recitativos y eliminando el exhibicionismo de los cantantes. Sus obras más importantes son Ifigenia en Áulide, Alceste y Orfeo y Eurídice.