Richard Wagner (1813-1883) nació en Leipzig y, desde los catorce años, estudió filosofía, armonía y contrapunto. Fue maestro de canto en Wurzburg y director de orquesta en Magdeburgo, Leipzig, Königsberg y Riga.
Vivió en Londres y París hasta que fue nombrado director de orquesta del Teatro Real de Dresde. Su espíritu revolucionario le llevó a las barricadas en esta ciudad en el año 1848 y tuvo que huir a Zúrich. Allí plasmó sus ideales estético-filosóficos en la obra Arte y revolución.
En el año 1864 se instaló en Múnich, donde se dedicó a la composición bajo la protección de Luis II de Baviera.
Con el estreno de su obra El anillo de los nibelungos (1876) se inauguró el teatro de Bayreuth, construido según los ideales del drama wagneriano. Siete años después, en 1883, un paro cardiaco puso fin a su vida en Venecia, donde se había instalado por razones de salud.
Las características principales de su obra son las siguientes:
Intento del «arte total», síntesis de la poesía, artes plásticas, música y danza.
Uso y potenciación del alemán en todas sus óperas.
Temas basados en los mitos y leyendas alemanes.
Incremento del número de componentes y del protagonismo de la orquesta, con la incorporación de nuevos instrumentos.
Utilización del leitmotiv, motivo musical que caracteriza a los diferentes personajes de la ópera, en cuyos contrastes se consigue el aspecto dramático.
Uso de armonías cromáticas, en modulación constante, que llevaron la tonalidad a su punto de máxima tensión y que significaron el principio de la ruptura del sistema tonal clásico.
Evolución hacia el drama musical, donde las escenas se encadenan sin distinción entre aria y recitativo.
La primera ópera importante de Wagner fue Rienzi, el último tribuno (1838-1840), que trata de la vida de un revolucionario en la Roma del siglo XIV.
Su obra El buque fantasma (1841) es un drama legendario en donde aparece la idea de la regeneración por el amor. Cuatro años después Wagner compuso Tannhäuser, sobre leyendas medievales alemanas, con su famoso «Coro de peregrinos».
Su ópera romántica Lohengrin (1850) fue el paso definitivo hacia su tetralogía El anillo de los nibelungos: El oro del Rhin, La Walkiria, Sigfrido y El ocaso de los dioses, obra en la que han quedado plasmadas todas las características de la música wagneriana.
Compuso otras obras importantes, como la apasionada historia de amor Tristán e Isolda y la ópera cómica Los maestros cantores de Nuremberg, obra de inspiración autobiográfica que trata de las tradiciones de los gremios alemanes en la Edad Media. Su última obra, Parsifal, es un drama religioso escrito en 1882.
Después de Wagner, y hasta Richard Strauss, el único músico de la escuela alemana destacable fue Engelbert Humperdinck (1854-1921), autor de Hänsel y Gretel, ópera infantil con motivos folclóricos.
Vivió en Londres y París hasta que fue nombrado director de orquesta del Teatro Real de Dresde. Su espíritu revolucionario le llevó a las barricadas en esta ciudad en el año 1848 y tuvo que huir a Zúrich. Allí plasmó sus ideales estético-filosóficos en la obra Arte y revolución.
En el año 1864 se instaló en Múnich, donde se dedicó a la composición bajo la protección de Luis II de Baviera.
Con el estreno de su obra El anillo de los nibelungos (1876) se inauguró el teatro de Bayreuth, construido según los ideales del drama wagneriano. Siete años después, en 1883, un paro cardiaco puso fin a su vida en Venecia, donde se había instalado por razones de salud.
Las características principales de su obra son las siguientes:
Intento del «arte total», síntesis de la poesía, artes plásticas, música y danza.
Uso y potenciación del alemán en todas sus óperas.
Temas basados en los mitos y leyendas alemanes.
Incremento del número de componentes y del protagonismo de la orquesta, con la incorporación de nuevos instrumentos.
Utilización del leitmotiv, motivo musical que caracteriza a los diferentes personajes de la ópera, en cuyos contrastes se consigue el aspecto dramático.
Uso de armonías cromáticas, en modulación constante, que llevaron la tonalidad a su punto de máxima tensión y que significaron el principio de la ruptura del sistema tonal clásico.
Evolución hacia el drama musical, donde las escenas se encadenan sin distinción entre aria y recitativo.
La primera ópera importante de Wagner fue Rienzi, el último tribuno (1838-1840), que trata de la vida de un revolucionario en la Roma del siglo XIV.
Su obra El buque fantasma (1841) es un drama legendario en donde aparece la idea de la regeneración por el amor. Cuatro años después Wagner compuso Tannhäuser, sobre leyendas medievales alemanas, con su famoso «Coro de peregrinos».
Su ópera romántica Lohengrin (1850) fue el paso definitivo hacia su tetralogía El anillo de los nibelungos: El oro del Rhin, La Walkiria, Sigfrido y El ocaso de los dioses, obra en la que han quedado plasmadas todas las características de la música wagneriana.
Compuso otras obras importantes, como la apasionada historia de amor Tristán e Isolda y la ópera cómica Los maestros cantores de Nuremberg, obra de inspiración autobiográfica que trata de las tradiciones de los gremios alemanes en la Edad Media. Su última obra, Parsifal, es un drama religioso escrito en 1882.
Después de Wagner, y hasta Richard Strauss, el único músico de la escuela alemana destacable fue Engelbert Humperdinck (1854-1921), autor de Hänsel y Gretel, ópera infantil con motivos folclóricos.