ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: La primera mitad del siglo...

La primera mitad del siglo

La carrera al abismo

Ilustración de «La carrera al abismo» para la ópera de Hector Berlioz La condenación de Fausto. Colección Kharbine-Tapabor.

Al comienzo del siglo XIX existían en Francia dos tendencias musicales dentro de la ópera: la denominada ópera heroica, impregnada del espíritu de la Revolución, con compositores italianos como Spontini y Cherubini, y la llamada ópera cómica, en la que alternaban las partes recitadas y las musicales, con autores como Daniel François Esprit Auber (1782-1871), que compuso la ópera romántica Fray Diablo y La muda de Portici.

La burguesía, nueva clase dominante, reclamó un mayor espectáculo, un vestuario más lujoso y una mayor variedad. Surgió así la grand opéra, cuyas características fundamentales son argumentos heroicos e históricos, trama con diversidad de situaciones y de estilos, lujo de escenas y de trajes, grandiosidad orquestal, grandes masas corales, efectos de luces y colores y la inserción de caprichosas situaciones de baile.

El principal autor de la gran ópera fue Giacomo Meyerbeer (1791-1864), músico judío alemán, que compuso Roberto el diablo (1831), modelo de la gran ópera durante bastantes años. Otras óperas suyas compuestas para divertir a un público menos refinado fueron Los hugonotes, sobre la matanza de la noche de San Bartolomé, El profeta, sobre las guerras de religión, y La africana.

Hector Berlioz (1803-1869), al que tratamos también en el sinfonismo, es uno de los representantes más originales del Romanticismo francés y un gran innovador de la orquestación. Además de la Sinfonía fantástica (1830), compuso un Réquiem (1837) y leyendas dramáticas como La condenación de Fausto (1828-1846) y Romeo y Julieta (1839).