Sociedad y cultura
Desembarco en Guantánamo
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Joaquín Costa
El político y pensador español Joaquín Costa (1846-1911) nació en Monzón y murió en Graus, ambas localidades de Huesca. Después de trabajar como maestro y d...
Al contrario de lo que ocurrió en casi toda Europa, el nacionalismo político español del ochocientos sirvió no solo para reafirmar la unidad nacional, sino también para que los nacionalismos regionales se alzaran frente al poder central. Fue durante la Restauración (1875-1902) -reinado de Alfonso XII y regencia de María Cristina- cuando se dio un estallido regionalista impregnado de supuestos federalistas.
El regionalismo, como una forma de nacionalismo, tuvo unas señas de identidad: lengua, raza, derecho y existencia de un pasado histórico propio. Los movimientos regionalistas hicieron suya la problemática regional; pero no se trataba de un separatismo, sino de un autonomismo. El regionalismo se presentó como una alternativa al centralismo.
Y ante la crisis de la Restauración surgió el regeneracionismo, que se manifestó tras el desastre colonial de 1898 y la pérdida de Cuba. Se planteó entonces la necesidad de una urgente y profunda reforma de la vida nacional en todos sus aspectos. En el plano político, el movimiento regeneracionista, con Joaquín Costa a la cabeza, fracasó muy pronto, puesto que implicaba cambios que la oligarquía en el poder no estaba dispuesta a tolerar.
A partir de 1898, Cataluña planteó con urgencia el problema de su nacionalismo ante el poder central y también afloró el problema de la peculiaridad nacional del País Vasco.
En el año 1898 se produjo un importante fenómeno cultural. En todas las artes se dejó sentir una tendencia regenerativa de los valores característicos del pueblo español.
Así, en literatura, la llamada generación del 98 agrupó a escritores como Unamuno, Baroja, Valle-Inclán, Azorín, Maeztu y los Machado, en cuya obra se traslucen una preocupación por la decadencia de España, unos planteamientos renovadores de la realidad presente, una búsqueda del carácter y la esencia de lo español, la sencillez y precisión del estilo, junto a la recuperación de localismos y arcaísmos en el vocabulario. Esta actitud influyó en otros muchos aspectos de la cultura nacional.
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Joaquín Costa
El político y pensador español Joaquín Costa (1846-1911) nació en Monzón y murió en Graus, ambas localidades de Huesca. Después de trabajar como maestro y d...
Al contrario de lo que ocurrió en casi toda Europa, el nacionalismo político español del ochocientos sirvió no solo para reafirmar la unidad nacional, sino también para que los nacionalismos regionales se alzaran frente al poder central. Fue durante la Restauración (1875-1902) -reinado de Alfonso XII y regencia de María Cristina- cuando se dio un estallido regionalista impregnado de supuestos federalistas.
El regionalismo, como una forma de nacionalismo, tuvo unas señas de identidad: lengua, raza, derecho y existencia de un pasado histórico propio. Los movimientos regionalistas hicieron suya la problemática regional; pero no se trataba de un separatismo, sino de un autonomismo. El regionalismo se presentó como una alternativa al centralismo.
Y ante la crisis de la Restauración surgió el regeneracionismo, que se manifestó tras el desastre colonial de 1898 y la pérdida de Cuba. Se planteó entonces la necesidad de una urgente y profunda reforma de la vida nacional en todos sus aspectos. En el plano político, el movimiento regeneracionista, con Joaquín Costa a la cabeza, fracasó muy pronto, puesto que implicaba cambios que la oligarquía en el poder no estaba dispuesta a tolerar.
A partir de 1898, Cataluña planteó con urgencia el problema de su nacionalismo ante el poder central y también afloró el problema de la peculiaridad nacional del País Vasco.
En el año 1898 se produjo un importante fenómeno cultural. En todas las artes se dejó sentir una tendencia regenerativa de los valores característicos del pueblo español.
Así, en literatura, la llamada generación del 98 agrupó a escritores como Unamuno, Baroja, Valle-Inclán, Azorín, Maeztu y los Machado, en cuya obra se traslucen una preocupación por la decadencia de España, unos planteamientos renovadores de la realidad presente, una búsqueda del carácter y la esencia de lo español, la sencillez y precisión del estilo, junto a la recuperación de localismos y arcaísmos en el vocabulario. Esta actitud influyó en otros muchos aspectos de la cultura nacional.