Fiestas de invierno
Tras dos meses sin fiestas, al principio del invierno se conmemora, a lo largo de ocho días, januká, conocido como «festival de la luz». Rememora la purificación del templo de Jerusalén, que se llevó a cabo durante ocho días del año 165 a. e. c., tras ser profanado por los griegos.
Cada día se enciende una vela en el candelabro o menorah hasta que, al cabo de los ocho días, se tengan las ocho velas prendidas. Durante la celebración, las familias preparan regalos, por lo que es una fiesta muy popular entre los niños.
Al final del invierno, un mes antes de la pascua, se celebra purim. Es un homenaje a Ester, personaje bíblico al que los judíos deben su salvación de la persecución.
En las sinagogas se lee el libro de Ester, y cada vez que se cita el nombre de Amán, implacable perseguidor de los judíos de aquel entonces que fue finalmente derrotado, se organiza un gran estruendo de protesta. Es una fiesta llena de alegría en la que hay disfraces y comidas especiales.
Tras dos meses sin fiestas, al principio del invierno se conmemora, a lo largo de ocho días, januká, conocido como «festival de la luz». Rememora la purificación del templo de Jerusalén, que se llevó a cabo durante ocho días del año 165 a. e. c., tras ser profanado por los griegos.
Cada día se enciende una vela en el candelabro o menorah hasta que, al cabo de los ocho días, se tengan las ocho velas prendidas. Durante la celebración, las familias preparan regalos, por lo que es una fiesta muy popular entre los niños.
Al final del invierno, un mes antes de la pascua, se celebra purim. Es un homenaje a Ester, personaje bíblico al que los judíos deben su salvación de la persecución.
En las sinagogas se lee el libro de Ester, y cada vez que se cita el nombre de Amán, implacable perseguidor de los judíos de aquel entonces que fue finalmente derrotado, se organiza un gran estruendo de protesta. Es una fiesta llena de alegría en la que hay disfraces y comidas especiales.