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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: El destino de una ciudad...

El destino de una ciudad
Jerusalén, también llamada Sión, es una ciudad muy antigua, que fue habitada ya hace más de 4.000 años por las poblaciones de agricultores de la zona.

En torno al año 1000 a. e. c. fue conquistada por el rey David, que estableció en ella su capital. El rey Salomón amplió sus límites y construyó el primer templo. A su muerte, Jerusalén se mantuvo como capital del reino de Judá hasta que en 587 a. e. c. los babilonios la conquistaron y destruyeron el templo. Este se acabó de reconstruir en 515 a. e. c., tras la vuelta del exilio judío en Babilonia, y durante siglos albergó al sumo sacerdote, la máxima autoridad de los judíos.

El rey Herodes embelleció la ciudad a partir de 37 a. e. c. y rehízo el templo, que los romanos destruyeron de modo definitivo en el año 70 e. c. Las consecuencias de la nueva revuelta judía contra los romanos en 133 e. c. fueron terribles para la ciudad: se le cambió el nombre por el de Elia Capitolina y se erigió un templo a Júpiter Capitolino, símbolo del poder romano, en el lugar del templo judío.

Con el auge del cristianismo como religión del imperio romano, Jerusalén fue de nuevo objeto de veneración y se edificaron iglesias en los lugares santos de los cristianos.

Solo seis años después de la muerte de Mahoma, los musulmanes tomaron Jerusalén en 638 y levantaron en 691 la Cúpula de la Roca, un lugar de culto islámico en el emplazamiento del antiguo templo judío. Mantuvieron generalmente una posición de tolerancia hacia los judíos. Estos tuvieron muchos más problemas con los cristianos, que tomaron Jerusalén durante las cruzadas y la hicieron capital de un reino cristiano entre 1099 y 1187.

Tras la nueva conquista islámica, Jerusalén se convirtió en una ciudad de mayoría musulmana, pero con minorías de judíos y cristianos.