-25% solo aquí

ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Castilleja, yo lo único que conozco es " Ñaca, ñaca,...

Esta tarde tenemos el insulto ECHACUERVOS, que yo no sé si vosotros conociáis: yo desde luego, no.

ECHACUERVOS=Alcahuete, tercero, rufián de mancebía o chulo de putas; sujeto embustero y despreciable; también se llamó de esta manera despectiva a los bulderos o cuestores que predicaban y vendían las bulas de la Cruzada, pero las falsas, no las verdaderas. Se llamó también así al charlatán y embaucador que andaba como buhonero de lugar en aldea vendiendo productos pretendidamente maravillosos, prometiendo curaciones rápidas y prodigiosas; así mismo trataba de convencer a los campesinos de que con sus fórmulas los cuervos no volverían nunca a sus campos. Gil Vicente había utilizado el término, y también Sebastián de Horozco, (primer tercio siglo XVI), lo emplea con la acepción de buldero; mientras Juan de Torres, en el XVII, lo usa en su primera acepción de charlatán enredador: "Es oficio de echacuervos, vagabundos y gente que por un pedazo de pan mienten muy largo".
Antes, Lucas Fernández, en su Egloga o Farsa del Nascimiento, (principios del siglo XVI), había utilizado el término en el siguiente contexto:

¿Andáys a torreznear?
¿o quiçá a gallafear
por aquestos despoblados?
(...) ¿Sóys echacuerbo, o buldero
de cruzada...?
Cervantes pone en boca de Don Quijote las siguientes palabras: " ¿... pensarán que soy yo algún echacuervos, o algún caballero de mohatra...?".
Es voz olvidada, usada en los años 1950 en algunos ámbitos rurales castellanos como sinónimo de espantapájaros.

Hoy he encontrado este insulto que se suele escuchar en la actualidad sin ton ni son. se trata de la palabra Facha.

Acepción corriente del término hasta tiempos recientes ha sido la de mamarracho, adefesio, persona desastrada, que va hecha una pena en lo que al vestido e imagen se refiere. Hoy se ha cargado de tintes y matices políticos negativos, cursando con "conservador", "ultraderecha", "fascista"; el término suele ir
acompañado de "carca". Es antónimo de "rojo". (Véanse también "fachendón y carca").

Este insulto: Gafe, y gafolo he oído yo estos últimos años bastantes veces; sobre todo cuando el Presidente en funciones salía a cualquier sitio con el fin de "arreglar entuertos" y cuando acudía como espectador a cualquier evento deportivo.

GAFE=Cenizo; persona que atrae sobre los demás mala suerte y adversa fortuna. El término procede de la voz árabe qáfa, que alude a la mano del leproso, con sus dedos doblados y contraídos. Utiliza el término en el siglo XIII el anónimo autor del Llibre dels Tres Reys d'Orient, con el significado de leproso:

Vn fijuelo que hauía,
que parí el otro día
afelo allí don jaz gafo
por mi pecado despugado.

Fue voz muy ofensiva en la Edad Media, en parte porque en el siglo XI se comenzó a confinar a estos enfermos en lazaretos, siendo el primero de ellos creación del Cid, en la ciudad de Palencia, hacia 1067. Los leprosos, que anunciaban mediante esquila o campanilla su presencia, tenían prohibido frecuentar los caminos reales, entrar en poblado o pedir limosna, ya que se pensaba que sus voces emponzoñaban el aire. Alfonso X, en las Siete Partidas (mediados del siglo XIII), equipara este insulto a los de "cornudo, traidor o hereje". El mismo rey ordenó se crease en Sevilla una casa "donde fuesen recogidos los gafos, plagados y malatos". La simple visión de uno de estos enfermos se decía traer mala suerte, y para contravenirla se cruzaban los dedos índice y corazón, formando con ambas manos una cruz de San Andrés, contra el gafe o contagio de la gafedad. El leproso gafaba; respirar el aire por donde había pasado traía malas consecuencias. Pasado el momento crucial, y habiendo cedido el número de casos de lepra, subsistió sin embargo el recuerdo de su horror. La voz "gafo, gafe" siguió empleándose, aunque desvirtuándose, y colándose en el ámbito de su antiguo uso, supersticiones y prácticas mezcladas con viejas nociones y rituales de brujería utilizadas para contravenir el aojamiento. Así, del enfermo de lepra, o gafo, se pasó al concepto del cenizo, echándose mano de la jettatura (entrecruzamiento de dedos índice y corazón de ambas manos, como hemos visto), en imitación del aspecto que ofrecían las manos del leproso, encorvadas, encogidas, y en forma de gancho, con el propósito de conjurar el mal. Eso es lo que en última instancia significa el término gafo o gafe: "gancho, encorvadura".

Yo siempre pensé que un Hacha era una herramienta de trabajo utilizada para talar, y ahora, mirando en el Libro de los insultos, resulta que Hacha, la podemos definir también como:

Ramera, fulana, maleta. Es voz de germanía, seguramente formada a partir del masculino hacho, rufián o chulo que la acompañaba; en la lengua de los gitanos, el caló, significa ladrón.

Despoblado está el bureo;
desierta queda la manfla;
la jacarandina, triste;
y sin abrigo las hachas.

Hoy dejo escrito por aquí el insulto Impertinente.

IMPERTINENTE=Persona importuna y enfadosa que molesta de palabra o de obra, o que se comporta y conduce de forma que no viene a cuento; sujeto desentonado, que sale con caprichos o planes impropios del momento, o plantea asuntos que no hacen al caso. Covarrubias en su Tesoro de la Lengua, (1611) lo
define como "hombre sin sustancia y sin modo (...) fuera de propósito". Poco después, Tirso de Molina emplea la palabra en el sentido descrito:

- ¿Qué dices, necio?. Responde:
vienes aquí a ver si hay gente,
y estarte aquí, impertinente...

Uso que también le da, en el siglo XIX, Bretón de los Herreros: " ¿Cómo, ella es la impertinente, y atrevida, y mala hembra...?". Fue término menos ofensivo antaño que hoy; en nuestro tiempo ha ganado en significado negativo, tal vez por confundirse a menudo con insolente.

Bretón de los Herreros. Para todos aquellos que les gusta leer poesía.

LA NOCHE.

No para mí los anchurosos valles,
¡Oh sol! coronas de precoz espiga;
No a mi placer consolador majuelo
Dora tu llama.

No yo a gozar de tus hermosos rayos
Cuando la escarcha del Enero rompes
La ijada hiriendo de alazán brioso
Cruzo la vega.

¿Qué alumbra mío tu fulgente carro?
¡Ah! ¿Qué me anuncia que dolor no sea?
¿Cuándo a templar de mi destino el ceño,
Cuándo amaneces?

Aguija al menos tu cuadriga, ¡oh Febo!;
Hiende veloz el eternal zafiro,
Y allá perdido en los profundos mares
Huye a mi vista.

¡Cuánto más grata a mi abrasado pecho
De Cintia luce la dudosa tea
Cuando retarda su tranquilo curso
Tétrica nube!

¡Oh de Morfeo bonanzosa madre!
¡Oh dulce tregua a los afanes míos!
Ven. Tiende al orbe el misterioso manto,
Lóbrega Noche.

Yo te deseo como al nueva
De virgen rosa purpurado cáliz;
Y no es mi seno al horroroso crimen
Bárbaro asilo.

Ni tanto es fiero tu atezado rostro
Que al hombre infunda merecido espanto.
Más de una vez en hermosura y pompa.
Vences al día.

No siempre en torno a tu dosel umbroso
Rugen los vientos y el olimpo truena;
No siempre arrasa los floridos campos
Árido hielo.

¡Cuán apacible en el ardiente Julio
Con mil estrellas tachonando el cielo
Reposo al hombre y al vergel envías
Céfiro leve!

¡Oh cuánto es dulce sobre el haz dorado
Libre tender los fatigados miembros
Cuando en los brazos del pastor querido
Vela Diana!

Todo es sosiego. Murmurando apenas
Desciende al mar el argentado río.
Susurra apenas en tu copa el aura,
Plácido fresno.

Sólo el silencio de la noche viola
Suave cantar de codorniz amante,
O allá a lo lejos el zagal sonando
Rústica avena.

¡Horas felices! Corazón helado
Yace en el seno del mortal que os odia.
¡Horas de paz! En alabanza vuestra
Suene mi lira.

Si el sol recrea y reverdece el campo,
También su hoguera lo consume activa;
Si alguna vez a la virtud alumbra,
¡Cuántas al crimen!

¡Oh infausto siglo! Las nocturnas sombras,
Gratas un tiempo a los malvados fueron.
Hoy no; que impunes a la luz sus ojos
Alzan osados.

¡Oh Noche! En tanto que tranquilo sueño
El vil traidor y el asesino duermen,
Tú los prodigios de Natura sabia
Plácida velas.

¿Por qué te llaman de la muerte imagen?
¡Oh sacrilegio! Cuanto puebla el mundo
A ti su vida y sus delicias debe,
Próvida Noche.

Y tú de amor, que las tinieblas ama,
Los dulces hurtos con tu negro manto
Cubres amiga; y el amor mi culto
Lleva a tu templo.

Almas sensibles a la grata herida
Que el niño alado sonriendo graba,
¿Cuál de vosotras negará a mi canto
Precio sublime?

No empero, oh Noche, tus tranquilas horas
Torpe conato a bendecir me impele.
No amor venal de meretriz infame
Guía mi planta.

Ni el sacro lecho del ausente esposo
Corro a manchar; ni seductor aleve
De incauta virgen a la fama tiendo
Pérfido lazo.

Vuelo a la choza de mi Silvia bella,
Mansión celeste de inocencia pura:
De Silvia bella, que me llama, ¡oh gloria!
Bien de su vida.

Feliz entonces mi destino acerbo
Lanzo al olvido con la luz febea;
Y apenas puede contener el alma
Júbilo tanto.

Ora ingeniosa a las palabras yertas
Que a la importuna sociedad dirige
Sabe mezclar para embeleso mío
Blandos amores.

Ora sus labios deliciosos ríen;
Ora en sus ojos mi ventura leo,
Ora en las mías al descuido encierra,
Cándida mano.

Ora... Mas ya del perezoso día
Lánguida brilla la remota lumbre.
Silvia me espera. -Protectora Noche,
Dame tus alas.

La primera vez que ví la palabra Jesuita, fue hace ya muchos años, cuando comencé a estudiar la enciclopedia Alvárez y, nunca pensé que años después descubriría que también se emplea como insulto.

JESUÍTA=Calificativo que el vulgo suele dar a quien es hipócrita y falso; sujeto que manifiesta doblez; persona solapada y ladina que tiene una particular astucia para manejar los negocios, llevando siempre el agua a su molino, o arrimando el ascua a su sardina. Un dicho lo pone de manifiesto de esta gráfica manera: "Cuando el jesuita se ahoga o se ahorca, su cuenta le tendrá...". Es acepción derivada del individuo de esa orden religiosa fundada por San Ignacio de Loyola en el siglo XVI, visión negativa de estos religiosos, parte de la campaña de desprestigio que contra los Padres de la Compañía de Jesús, e indirectamente contra España, emprendió primero la Leyenda Negra y luego los francmasones ingleses y los franceses de la Ilustración, y a la que tantos papanatas hispánicos se adscribieron.

El insulto de esta tarde comienza con la letra L. Se trata de la palabra Ladilla.

LADILLA=Parásito, lapa; persona que se pega a otra para vivir a su costa. En la novela de Francisco López de
Ubeda, publicada en 1605, la Picara Justina exclama: " ¡Negra fue la hora; pegóseme como una ladilla!".
La naturaleza venérea de este desagradable insecto contagia de negatividad el término, multiplicando la
capacidad ofensiva del calificativo. Luis Vélez de Guevara (s. XVII), en su novela El Diablo Cojuelo, usa
así el término:
Almorranas y muermo,
sarna y ladillas,
su mujer se las quita
con tenacillas.

Macandón=Maula, camandulero; sujeto astuto y haragán; persona vil, inútil y despreciable. Con el valor semántico de "individuo falso y embustero" se utilizaba el término a finales del siglo XV. Lucas Fernández, en su Farsa del Nascimiento pone en boca del pastor Bonifacio la siguiente retahila de insultos:

¡O (h), do (y) al diabro el bordión,
moxquilón y macandón!...

En cuanto a la voz insultante "moxquilón", era sinónima de holgazán: mozo fuerte, pero vago; rapazón travieso y holgazán; muchacho alto, fuerte y presumido que hace ascos al trabajo; sujeto amigo de fiestas y jolgorios. El macandón participaba de este universo haragán y calavera.

El insulto que he encontrado para hoy, que comienza con la letra N, es este que os pongo a continuación:

Necio, necezuelo=Persona falta de razón, terca y porfiada en cuanto hace o dice, a sabiendas de que todos lo tienen por descabellado. En las Coplas del Provincial, (segunda mitad del siglo XV), se usa así el término:
Decidme, doña Lucrecia,
en el nombre, y no en la fama,
¿a cómo vale el ser necia
y fingir mucho de dama?

Y entrado el XVI, Juan de la Cueva, en El infamador, ofrece esta visión crítica:

¡Necio! píntame agora un caballero
que sea pobre, y ponlo en competencia
con un rico de oscura descendencia,
verás a cuál se inclina la victoria,
y entenderás cuál vive en la memoria:
el noble pobre o el villano rico.

Aludiendo a estos individuos, Lope de Vega escribe en La Dorotea:

De quantas cosas me cansan
fácilmente me defiendo,
pero no puedo guardarme
de los peligros de un necio.

El necio dió mucho de sí tanto para el teatro como para la novela, estando los siglos de oro repletos
de sus necedades. Esteban de Garibay, en sus Cuentos, relata este chascarrillo:
Un padre tenía un hijo necio, y queriéndole desposar encomendóle mucho que no
hablase, porque no entendiesen que era necio. Y estando todos sentados a la mesa, los parientes de la novia dijeron que parecía, el desposado, necio (...), y oyéndolo el desposado dijo a su padre: "Señor, bien puedo ya hablar, que me han conocido".
Gonzalo Correas, en su Vocabulario de refranes, (principios del siglo XVII), incluye el siguiente texto: "Con necios y porfiados labro yo los mis tejados". “Dícenlo abogados y ministros por lo que se aprovechan del gasto de pleiteantes".

Francisco López de Ubeda, en La Pícara Justina (1605), hace decir a la protagonista: "Con los discretos hablo bien, y con los necios hablo en necio para que me entiendan"; y Agustín de Rojas Villandrando, en El Viaje entretenido, utiliza así el término:

¡Ay gran máquina del mundo!
¡Ay, licencioso tiempo...
Con qué ligereza pasas,
y cuán veloz es tu vuelo...!
¡Cómo encumbras al humilde,
y humillas al altanero...!
Mas..., ¿cómo es posible, tiempo,
que olvides discretos pobres
y quieras a ricos necios?

¡Ay, silencio de mi alma, quédese aquesto en silencio! El necio no es tonto. Se trata de un ignorante vocacional, que no ha llegado a aprender lo que podía.

En castellano, esta palabra, de la voz latina nescius, remonta su uso a los primeros autores de nuestra literatura en el sentido que hoy tiene: ignorante e imprudente, no desprovisto de atrevimiento. Su ignorancia es culpable y mayor aún su osadía y temeridad, de ahí que se dijera: "Al hombre discreto se le convence con razones; al necio a palos y mojicones".

Cervantes escribe en El licenciado Vidriera: "Entendió el marido de la ropera la malicia del dicho, y díjole: "Hermano licenciado Vidriera, (que así decía él que se llamaba), más tenéis de bellaco que de loco". "No se me da un ardite, respondió él, como no tenga nada de necio"".

...

ÑIQUIÑAQUE=Persona o cosa muy despreciable. De ñaque = conjunto de cosas inútiles. Se dice a la persona a la que se quiere mostrar desprecio. Dice Corominas que es palabra inventada, sin significado alguno, usada por el vulgo para el fin que hemos dicho. Pero debe ser derivada de "ñaque", palabra que connota negativamente a la persona o cosa a que se aplica.

milagritos en mi tierra eso de ñiquiñaque es otra cosita imaginatela besitos

Castilleja, yo lo único que conozco es " Ñaca, ñaca, la cigala" Jajajajajaja