Cuando tenemos el estómago vacío, sentimos hambre. El hambre del alma presenta síntomas mucho más sutiles. Los días se suceden sin color. El sueldo se gasta en comida, en ropa, en la casa, mientras las paredes de nuestro espíritu permanecen desnudas. Si esto nos duele, algo podemos hacer para remediarlo: empaparnos de Naturaleza.
Buenas noches Milagros.