Un chiquillo de aspecto descarado llevó un gato a una ancian y le dijo:
-Deme unas monedas, señora.
-Debería darte vergüenza, anadar pidiendo limosna a tu edad -le regañó la anciana.
- No estoy pidiendo limosna. Usted prometió darle una recompensa a quien le trajera el canario que se le perdió.
- ¿Y dónde está el canario?
-Dentro del gato-, contestó el malandrín.
-Deme unas monedas, señora.
-Debería darte vergüenza, anadar pidiendo limosna a tu edad -le regañó la anciana.
- No estoy pidiendo limosna. Usted prometió darle una recompensa a quien le trajera el canario que se le perdió.
- ¿Y dónde está el canario?
-Dentro del gato-, contestó el malandrín.