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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: ......

Trepa, nada, cambia de color... naturalmente, me estoy refiriendo a la milenaria y evolucionista rana.

Su especie fue testigo del auge y extinción de los dinosaurios, conoció este planeta cuando aún no lo hollaba el hombre o lo sobrevolaba el pájaro. La rana es de piel delgada y de acusada timidez y su increíble capacidad de adaptación le permitió sabrevivir a sus innumerables enemigos. Puede confundirse con el medio ambiente como un camaleón, trepar por los árboles como una ardilla, nadar más veloz que un pez, saltar una distancia veinte veces mayor que el largo de su cuerpo, simular el vuelo de un ave y extraer medios de subsistencia del abrasado desierto o de la tundra nevada...

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La rana, auténtico mago de la evolución y a cuya existencia posiblemente debemos la nuestra.

Fue uno de los primeros animales que como un lagarto se arrastró fuera del prístino pantanal y se apostó en tierra firme, transformándo sus aletas en patas cuyos principios básicos aún tienen que ser mejorados. La rana, de la que existen más de trescientas especies en el mundo, sigue siendo un animal anfibio. De sus huevos, puestos en el agua, nacen los renacuajos, que tienen forma de pez y que, tras una asombrosa metamorfosis, se convierten en ranas: criaturas terrestres de respiración pulmonar.

Por cada rana que vive lo suficiente para reproducirse, centenares son presa de seres tales como halcones, búhos, gaviotas, garzas, comadrejas, tejones, nutrias, ratas y ofidios. Para compensar esta carnicería de su especie, la rana hembra pone entre mil y cuatro mil huevos cada primavera, formando montoncitos de jalea de desove, parecida a la tapioca, a la orilla de lagunas poco profundas...

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La jalea de desove está moteada de diminutas huevas negras fecundadas externamente por la esperma masculina y protegidas por un glóbulo gelatinoso.

Al absorber rápidamente agua la membrana que rodea los huevos, la masa entera se hincha hasta alcanzar un tamaño cuarenta o cincuenta veces mayor que el de la rana madre, permaneciendo a flote sobre la superficie acuática. Antes de seis semanas, los huevos se convierten en renacuajos.

La siguiente etapa en la evolución de la rana tiene lugar durante los meses de junio y julio. Centenares de antiguos renacuajos, ahora diminutas ranitas, abandonan sus lagunas y se diseminan por el campo cubriendo distancias de hasta casi un kilómetro para comenzar su arriesgada existencia terrestre.

Gilbert White, naturalista del siglo XVIII, observó que esta emigración a menudo se produce después de una copiosa precipitación pluvial, dando en consecuencia, pie a la superstición rural de que en verano "llueven ranas del cielo"...

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Al aproximarse el invierno, la rana se establece en el fondo de un a enlodazada zanja para hibernar hasta la próxima primavera, época en que acude a la laguna o riachuelo para su reproducción anual. El lugar de la cita en invariable, aun en el caso de que la masa líquida haya desaparecido.

La rana, al igual que su rechoncho y verrugoso primo el sapo, no despliega una delicadeza exquisita a la hora del amor. Se limita a nadar a ras de superficie y a atrapar la primera hembra que halle a su alcance... ¡O cualquier objeto que se mueva!...

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Los naturalistas han visto peces apresados y asfixiados por una rana "enamorada". En Malasia, centenares de ranas mueren riñendo "guerras" por la posesión de terrenos de reproducción, que, después de lluvias abundantes, se vuelven escasos.

Aunque el desove cesa cuando la temperatura desciende por debajo del punto de congelación, el ardor de la rana necesita mucho más para enfriarse. Se cuenta que, en cierta ocasión, siendo el mes de marzo, un hombre de campo observó la llegada de un grupo de ranas a una laguna helada, las cuales estuvieron brincando hasta que se hizo de noche sobre la bruñida superfície, intentando inutilmente ganar acceso al agua subyacente...

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Las ranas han sabido adaptarse a la mayoría de los climas y ambientes. En Australia, se llenan el cuerpo de agua y a continuación se entierran para evitar que el sol las consuma. Muchos aborígenes deshidratados han salvado sus vidas desenterrando a estos batracios.

En las altiplanicies de México, donde el agua puede también escasear, las ranas ponen sus huevos al alcance de las salpicaduras de las cascadas. En África, se sirven del agua depositada en los troncos de los árboles, e incluso de las gotas de lluvia adheridas a las hojas, para su acción reproductora...

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Las ranas arborícolas de Asia emplean sus patas traseras para batir la jalea que protege sus huevos hasta convertirla en una pasta que cuelga en el follaje sobre el agua. La pasta se licúa al salir los renacuajos y precipitarse en la laguna.
Pocas criaturas superan a la rana en el arte del camuflaje. Puede cambiar de color para fundirse con el gris de los troncos de los árboles o en canela de as hojas o las musgosas piedras...

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Una especie de rana arborícola esconde su presencia fijándose al envés de las hojas, mientras que otra tropical ha desarrollado manchas similares a las de los excrementos de las aves y se camufla durante el día manteniéndose inmóvil sobre una hoja.
A veces exhiben brillantes manchas de color rojo o amarillo para asustar a sus enemigos. Al saltar el batracio a un lugar seguro, un destello escarlata del anca distrae a su agresor, permitiendo a la rana ocultarse en el nuevo escondite. Durante los años 60-70 se descubrió que las ranas tienen un color favorito: el azul...

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El zoólogo Robert Burton señalaba que para una rana en su habitat natural, es decir, entre la vegetación que se halla junto al borde del agua, todo es verde a excepción de la laguna o el arroyo que refleja la luz azule del cielo. Cuando la amenaza el peligro, busca su seguridad en el agua saltando a ella; de ahí que tenga preferencia por el color azul.

La información visual recibida por el ojo de la rana es "revelada" en la retina e instantáneamente transmitida al centro reflejo en el cerebro. El batracio actúa a continuación como una "catapulta viviente", atrapando su presa con relampagueante velocidad. La rana come con voracidad babosas, caracoles, e insectos, apoderándose de los más pequeños con una lengua adherente que posee al frente y que, por su contundencia y vertiginosa rapidez, recuerda a la tralla de un látigo...

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"Las ranas son más eficaces que los pesticidas", decía el propietario de un chalé que adquirió doce ejemplares de ranas para soltarlas en su jardín.

El croar de la rana sonaba ya mucho antes que la mayoría de los ruidos animales que hoy nos son familiares. "Bombeando" una reserva de aire en ambas direcciones sobre las cuerdas vocales, entre los pulmones y la boca, la rana se independiza del aire exterior y a menudo emite su gutural canto debajo del agua.
A pesar de su antigüedad, de su utilidad y de su capacidad de supervivencia, la rana puede convertirse en una víctima de nuestra hambrienta época. Los "gourmets" franceses y belgas celebran el exquisisto sabor a pollo de los ejemplares comestibles: en algunas zonas de las Indias Occidentales reciben el nombre de "pollos silvestres". Sólo las ancas, una vez peladas, se comen, y hacen falta más de una docena de ranas para "hacer" un plato.
Contrariamente a la creencia popular, el tacto de las ranas no produce verrugas, pero muchas especies, como argucia defensiva, emiten un fuerte veneno por sus glándulas cutáneas...
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
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Además de los "gourmets", también los científicos se llevan su parte. Cada año, centenares de miles de ranas son empleadas en clases de anatomía comparada en universidades y en laboratorios de todo el mundo. En los Estados Unidos fueron enviadas al espacio como sujetos de experimentos sobre los trastornos físicos en los viajes espaciales. La Xenopus, especie hallada en África, es en ocasiones utilizada en la diagnosis del embarazo humano.
La orina de la paciente es inyectada en la rana hembra, ... (ver texto completo)