"A lo que el rey manda y Dios ofrece, hay que hacerse".
Conviene acostumbrarse a lo que la suerte nos depare, pero descendiendo un poco más al terreno práctico y de cada día el refrán nos advierte de la conveniencia de hacernos a lo que las leyes mandan (el rey, el gobierno, las autoridades, en suma) y alo que Dios nos ofrece.
Conviene acostumbrarse a lo que la suerte nos depare, pero descendiendo un poco más al terreno práctico y de cada día el refrán nos advierte de la conveniencia de hacernos a lo que las leyes mandan (el rey, el gobierno, las autoridades, en suma) y alo que Dios nos ofrece.