Ya que estamos metidos en Harina, a mí, particularmente, me gusta esta de Antonio Machado: LAS MOSCAS. A pesar de que, como a casi todo el mundo, no me gustan las moscas, leyendo esta poesía, olvido por unos momentos lo asquerosas y molestas que resultan y llego a sentir por ellas hasta un poco de ternura. Me recuerda esta poesía, a los ratos que pasábamos en verano, Raquel y yo, cogiéndolas con la mano y con el puño cerrado, metiéndolas en un botellas de cristal. ¡Lo qué no recuerdo, es si después nos lavábamos las manosssssssssssss! Tanto si lo hicimos, como si no, el caso es que estamos, una En Madrid, y la otra en Barcelona, vivitas y coleando... ¡Y cómo no! Dispuestas ha dar muuuuuucha guerraaaaaaaaaaaaaa
Vosotras, las familiares,
inevitables golosas;
vosotras, moscas vulgares,
me evocáis todas las cosas.
¡Oh viejas moscas voraces
como abejas en abril,
viejas moscas pertinaces
sobre mi calva infantil!
¡Moscas del primer hastío
en el salón familiar,
las claras tardes de estío
en que yo empecé a soñar!
Y en la aborrecida escuela,
raudas moscas divertidas,
perseguidas
por amor de lo que vuela
—que todo es volar—, sonoras,
rebotando en los cristales
en los días otoñales...
Moscas de todas las horas,
de infancia y adolescencia,
de mi juventud dorada;
de esta segunda inocencia,
que da en no creer en nada;
de siempre... Moscas vulgares,
que de puro familiares
no tendréis digno cantor:
yo sé que os habéis posado
sobre el juguete encantado,
sobre el librote cerrado,
sobre la carta de amor,
sobre los párpados yertos
de los muertos.
Inevitables golosas,
que ni labráis como abejas
ni brilláis cual mariposas;
pequeñitas, revoltosas,
vosotras, amigas viejas,
me evocáis todas las cosas.
Vosotras, las familiares,
inevitables golosas;
vosotras, moscas vulgares,
me evocáis todas las cosas.
¡Oh viejas moscas voraces
como abejas en abril,
viejas moscas pertinaces
sobre mi calva infantil!
¡Moscas del primer hastío
en el salón familiar,
las claras tardes de estío
en que yo empecé a soñar!
Y en la aborrecida escuela,
raudas moscas divertidas,
perseguidas
por amor de lo que vuela
—que todo es volar—, sonoras,
rebotando en los cristales
en los días otoñales...
Moscas de todas las horas,
de infancia y adolescencia,
de mi juventud dorada;
de esta segunda inocencia,
que da en no creer en nada;
de siempre... Moscas vulgares,
que de puro familiares
no tendréis digno cantor:
yo sé que os habéis posado
sobre el juguete encantado,
sobre el librote cerrado,
sobre la carta de amor,
sobre los párpados yertos
de los muertos.
Inevitables golosas,
que ni labráis como abejas
ni brilláis cual mariposas;
pequeñitas, revoltosas,
vosotras, amigas viejas,
me evocáis todas las cosas.
Buenas tardes para todos.
De "las pequeñitas" y "revoltosas" moscas, como así escribía Machado de ellas, James Shuman decía lo siguiente:
"Son horribles, sucias, tremendamente estúpidas... y siempre están donde no deben".
Creo que todas las personas conocemos y sabemos lo que es una mosca, aunque los que nos hemos criado en un pueblo como Alconchel, o mejor dicho, parecido a Alconchel, las conocemos muy bien, aunque siempre hay algo que aprender de ellas.
Como decía, prácticamente no hay persona en el mundo que no haya sido importunado alguna vez por una mosca. Estos molestos y pestíferos insectos siguen al hombre dondequiera que vaya. Se encuentran en todas partes, se adaptan a todos los ambientes; zumban en las aceras de una gran ciudad europea lo mismo que en las selvas del Brasil, en las heladas tundras árticas y en los arenales del Sáhara. Hasta en alta mar, a bordo de los buques trasantlánticos.
La mosca doméstica, una entre las 85.000 especies existentes, es de tamaño mediano en cuanto a insectos se refiere...
De "las pequeñitas" y "revoltosas" moscas, como así escribía Machado de ellas, James Shuman decía lo siguiente:
"Son horribles, sucias, tremendamente estúpidas... y siempre están donde no deben".
Creo que todas las personas conocemos y sabemos lo que es una mosca, aunque los que nos hemos criado en un pueblo como Alconchel, o mejor dicho, parecido a Alconchel, las conocemos muy bien, aunque siempre hay algo que aprender de ellas.
Como decía, prácticamente no hay persona en el mundo que no haya sido importunado alguna vez por una mosca. Estos molestos y pestíferos insectos siguen al hombre dondequiera que vaya. Se encuentran en todas partes, se adaptan a todos los ambientes; zumban en las aceras de una gran ciudad europea lo mismo que en las selvas del Brasil, en las heladas tundras árticas y en los arenales del Sáhara. Hasta en alta mar, a bordo de los buques trasantlánticos.
La mosca doméstica, una entre las 85.000 especies existentes, es de tamaño mediano en cuanto a insectos se refiere...
...
El cuerpo de la mosca doméstica, dividido en tres segmentos -cabeza, tórax (que sostiene las alas y las patas) y el abdomen-, mide aproximadamente medio centímetros de longitud y es tan ligero que si quisiéramos darle a alguien un kilo de moscas tendríamos que reunir más de doscientas mil.
Por ser tan pequeña, pocas personas se dan cuenta de su horrible aspecto. De color gris ratonil, está cubierta de pequeños pelos hirsutos y, si se ampliara al tamaño del hombre, parecería un horrible invasor sacado de una antigua película de ficción científica. Su cabeza, que se proyecta de un cuello delgado que puede girar casi en círculo completo, basta para acabar con los nervios del más templado...
El cuerpo de la mosca doméstica, dividido en tres segmentos -cabeza, tórax (que sostiene las alas y las patas) y el abdomen-, mide aproximadamente medio centímetros de longitud y es tan ligero que si quisiéramos darle a alguien un kilo de moscas tendríamos que reunir más de doscientas mil.
Por ser tan pequeña, pocas personas se dan cuenta de su horrible aspecto. De color gris ratonil, está cubierta de pequeños pelos hirsutos y, si se ampliara al tamaño del hombre, parecería un horrible invasor sacado de una antigua película de ficción científica. Su cabeza, que se proyecta de un cuello delgado que puede girar casi en círculo completo, basta para acabar con los nervios del más templado...
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La cabeza de la mosca está dominada por dos grandes ojos en forma de haba, de color pardo puerpúreo. Cada uno se compone de cuatro mil lentes de seis facetas, y todos ellos funcionan independientemente, de manera que todo lo que ve está fraccionado en millares de pequeños pedazos desenfocados. Su imagen del mundo es de luz, oscuridad y movimiento.
Cerca de los ojos tiene dos antenas cortas y gruesas que contienen células sensoriales, capaces de percibir el movimiento en el aire circundante, y de esa manera le previenen de un matamoscas que se acerca o de cualquier peligro análogo. Le sirven también para oler carne en descomposición o basura, lo que le permite encontrar su alimento...
La cabeza de la mosca está dominada por dos grandes ojos en forma de haba, de color pardo puerpúreo. Cada uno se compone de cuatro mil lentes de seis facetas, y todos ellos funcionan independientemente, de manera que todo lo que ve está fraccionado en millares de pequeños pedazos desenfocados. Su imagen del mundo es de luz, oscuridad y movimiento.
Cerca de los ojos tiene dos antenas cortas y gruesas que contienen células sensoriales, capaces de percibir el movimiento en el aire circundante, y de esa manera le previenen de un matamoscas que se acerca o de cualquier peligro análogo. Le sirven también para oler carne en descomposición o basura, lo que le permite encontrar su alimento...