Aquí, en la puerta de la ermita, me despedí de Rosa y aquí vuelvo de nuevo para deciros que, aunque veis que todas estas alconcheleras tienen cara de tener frío, se lo pasaron estupendamente aquella noche en la ermita. ¡Menudas fiestorras organizan! Algunas de éllas, así me lo contaron. Un beso para todas éllas.