Cuando llueve el día 7 por la tarde, que casi cada año ocurre, yo pienso entre mí, que la lluvia que cae son las lágrimas de los alconcheleros que están en el cielo y no pueden bajar para acompañar a la Virgen, y eso me reconforta y me da ánimos para empaparme hasta quedar hecha una sopa, como me ha ocuurido, como a otras personas, más de una vez. ¡Bueno muchísimas veces, para ser exactos!
Besetes para todos.
Besetes para todos.