HIPÓCRITA=Persona que finge o aparenta lo que no siente ni cree; sujeto falso y sinuoso que con su doble faz y simulación constante puede mantener a alguien engañado durante mucho tiempo. En cuanto a su etimología, deriva de la voz neogriega ipocrisis = acción de representar un papel, a su vez del griego
hipocrités = actor. Se encuentra ya en el Corbacho, del Arcipreste de Talavera (siglo XV). El musicógrafo Asenjo Barbieri, en su Cancionero musical de los siglos XV y XVI, recoge la siguiente canción anticlerical:
Pues casa d’ arena y palo de ciego,
bordón de romero con brazo gallego,
en fraire tan malo, que de ti reniego,
hipócrita triste y beguino...
Covarrubias, en su Tesoro de la Lengua, (1611) escribe:
Hipócrita (...) propiamente sinifica el representante, porque finge muchos afectos, ya llorando ya riendo, (...) comúnmente se toma por el que en lo exterior quiere parecer santo, y es malo y perverso, que cubierto con la piel blanda y cándida del cordero es dentro un lobo carnizero.
Fue término de cierto predicamento en los siglos de oro. Lope de Vega lo emplea así:
¡Qué de hipócritas que roban
honras, famas y dineros,
con unos ojos hundidos
de pensar malos intentos...!
Suele ser término de uso en contextos religiosos, diciéndose de quien finge devoción, contradiciendo sus palabras y rezos con una conducta que no está en consonancia. Mark Twain, novelista norteamericano del siglo XIX, contaba una anécdota relacionada con cierto financiero de su tiempo, hipócrita notable, quien habiéndole expresado su deseo de ir en peregrinación a Tierra Santa y subir al monte Sinaí para leer en voz alta los diez mandamientos, el escritor le contestó: "Podría Vd. hacer algo mejor: no moverse de su casa, y cumplirlos.. ".
hipocrités = actor. Se encuentra ya en el Corbacho, del Arcipreste de Talavera (siglo XV). El musicógrafo Asenjo Barbieri, en su Cancionero musical de los siglos XV y XVI, recoge la siguiente canción anticlerical:
Pues casa d’ arena y palo de ciego,
bordón de romero con brazo gallego,
en fraire tan malo, que de ti reniego,
hipócrita triste y beguino...
Covarrubias, en su Tesoro de la Lengua, (1611) escribe:
Hipócrita (...) propiamente sinifica el representante, porque finge muchos afectos, ya llorando ya riendo, (...) comúnmente se toma por el que en lo exterior quiere parecer santo, y es malo y perverso, que cubierto con la piel blanda y cándida del cordero es dentro un lobo carnizero.
Fue término de cierto predicamento en los siglos de oro. Lope de Vega lo emplea así:
¡Qué de hipócritas que roban
honras, famas y dineros,
con unos ojos hundidos
de pensar malos intentos...!
Suele ser término de uso en contextos religiosos, diciéndose de quien finge devoción, contradiciendo sus palabras y rezos con una conducta que no está en consonancia. Mark Twain, novelista norteamericano del siglo XIX, contaba una anécdota relacionada con cierto financiero de su tiempo, hipócrita notable, quien habiéndole expresado su deseo de ir en peregrinación a Tierra Santa y subir al monte Sinaí para leer en voz alta los diez mandamientos, el escritor le contestó: "Podría Vd. hacer algo mejor: no moverse de su casa, y cumplirlos.. ".