Quien pase sus días y sus noches en sintonía con el tiempo de sus cuerpo, hará su vida más fácil, pero a menudo no sabemos cuándo son nuestras horas fuertes y nuestras horas débiles.
EN China hace tiempo que se sabe lo estrecha que es la relación existente entre la vivencia del tiempo y el modo en que nos movemos. El maestro Yan Chengfu, fallecido en 1936, transmitió este conocimiento a sus alumnos en sus normas básicas clásicas del Tai-Chi con el consejo: "Busca la calma en el movimiento y el movimiento en la calma".
Se ha dicho que mediante el movimiento podemos manipular la sensación de tiempo. Pero ¿cómo?. Primero hemos de observar cómo se origina realmente en nosotros el sentido del transcurrir de los segundos. El reloj corporal, por importante que sea para el ciclo diario del organismo, no puede ser el responsable de ello. Nos guía durante el día, pero no podemos leer la hora que marca; debe existir por lo tanto, un segundo mecanismo para medir tiempos más breves. Pero esta sensación también debe surgir del cuerpo, de lo contrario no podríamos modificarla tan fácilmente mediante el movimiento. La ciencia hubo de esperar más de 150 años para entender la relación.