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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: De todas partes llegaban investigadores, sabios, profesionales...

De todas partes llegaban investigadores, sabios, profesionales y curiosos.

Hubo reuniones, juntas, congresos, simposios, convenciones y la mar en coche para

descifrar el misterio.

Sin resultado.

La leche guardó su secreto y el misterio siguió siendo el más misterioso de todos los

misterios de la aldea.

Desde ese momento los chicos solamente quisieron tomar ¡leche celeste!

Ni hablarles de café con leche, chocolate con leche, matecocido con leche o cualquier

otro firulete, sólo leche celeste. Las madres se desesperaban y don Victoriano se

sujetaba la cabeza con ambas manos y pedía al cielo ayuda porque tenía vendida la producción de varios años y no podía complacer a todos.

La gente llegaba en bicicleta, en sulkys, en carretillas, a caballo, a pie o como fuera

y muchos se iban desilusionados murmurando protestas con palabras feísimas.

__Entiendan por favor – suplicaba muy afligido don Victoriano - la producción es

limitada... no puedo hacer milagros...

Muchos le retiraron el saludo y daban vuelta la cabeza cuando pasaban por la granja.

Así fue cómo la familia Dosombúes y Prisca se hicieron famosos.

Cuando el tiempo transcurrió y Prisca ya no dio más leche, le hicieron un establo

especial para que los chicos pudieran visitarla.

Tenía techo corredizo y como estaba muy viejecita y le dolía levantar la cabeza, bajo la

duerna donde comía, un gran espejo reflejaba el cielo.

Hebe Zemborain