Un borracho entra a la cantina y le dice al cantinero:
Cantinero, deme otra copa.
Y el cantinero responde:
¿Señor, es que no ha bebido usted suficiente?
¡No, deme una copa de suficiente para probar!
Cantinero, deme otra copa.
Y el cantinero responde:
¿Señor, es que no ha bebido usted suficiente?
¡No, deme una copa de suficiente para probar!
Castilleja este chiste, no sé porqué, me ha hecho recordar una anécdota de mi más tierna infancia.
Para comenzarla he de aclarar primero que en Alconchel cuando alguien termina una comida hasta "arrebañar" la sartén o el plato, se dice: Hemos dado fin con todo.
Bueno, pues un día de aquellos que ya comenzaba a comer alguna cosilla sólida, -no sé qué edad debía tener- le dije a mi padre, señalando un jamón que había colgado de una escarpia del techo, y con mi media lengua, que yo quería comer de aquello, así que como era entonces, la niña mimada de la casa, mi padre le dijo a mi madre: Rosa saca el cuchillo jamonero que voy a descolgar el jamón y voy a cortarle a la chica hasta que le de fin.
Yo no recuerdo lo que llegué a comer, aunque pienso, por lo poco que comía entonces, -era una tiquismiquis- que no debió ser mucho, pero eso de "FIN" se ve que me gustó tanto como el jamón, porque al día siguiente le dije a mi madre: Mama, hoy también quiero FIN.
¡Como entenderás, la niña, desde bien pequeñita, no era nada tonta, no! Ahora de mayor, me da igual comer Jamón, que Fin, que gachas, que cualquier cosa... ¡No le hago ascos a nada!
Para comenzarla he de aclarar primero que en Alconchel cuando alguien termina una comida hasta "arrebañar" la sartén o el plato, se dice: Hemos dado fin con todo.
Bueno, pues un día de aquellos que ya comenzaba a comer alguna cosilla sólida, -no sé qué edad debía tener- le dije a mi padre, señalando un jamón que había colgado de una escarpia del techo, y con mi media lengua, que yo quería comer de aquello, así que como era entonces, la niña mimada de la casa, mi padre le dijo a mi madre: Rosa saca el cuchillo jamonero que voy a descolgar el jamón y voy a cortarle a la chica hasta que le de fin.
Yo no recuerdo lo que llegué a comer, aunque pienso, por lo poco que comía entonces, -era una tiquismiquis- que no debió ser mucho, pero eso de "FIN" se ve que me gustó tanto como el jamón, porque al día siguiente le dije a mi madre: Mama, hoy también quiero FIN.
¡Como entenderás, la niña, desde bien pequeñita, no era nada tonta, no! Ahora de mayor, me da igual comer Jamón, que Fin, que gachas, que cualquier cosa... ¡No le hago ascos a nada!