Cierto psicólogo realizó un exhaustivo estudio de varios matrimonios y, después de someter a cada cónyuge a una serie de pruebas destinadas a revelar el conocimiento y la comprensión que poseían respecto al carácter y la personalidad de su consorte, comprobó que los maridos superaban, con mucho, a sus esposas en ambas facetas, siendo capaces de predecir, de forma extraordinariamente más precisa, sus reacciones a determinadas situaciones.