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Atábamos el elástico a la pata de un banco para que sólo un tuviera que sujetarlo con las piernas y así poder jugar más. Cruzar la comba mientras se saltaba era todo un logro. Coger trozos de escayola de las cubas y dibujar “el tejo” en el suelo para jugar era algo maravilloso.
Dar de comer a las palomas, jugar con el barro, o simplemente bajarte tu nuevo balón de fútbol o tu nueva muñeca era lo más placentero...
Atábamos el elástico a la pata de un banco para que sólo un tuviera que sujetarlo con las piernas y así poder jugar más. Cruzar la comba mientras se saltaba era todo un logro. Coger trozos de escayola de las cubas y dibujar “el tejo” en el suelo para jugar era algo maravilloso.
Dar de comer a las palomas, jugar con el barro, o simplemente bajarte tu nuevo balón de fútbol o tu nueva muñeca era lo más placentero...