El día 21 da agosto estuve en Alconchel, llegué como en los viejos tiempos en el autobus, solo nos bajamos dos personas, hacía a las tres de la tarde un calor del carajo, y pasito a pasito me dirigí a mi casa, no me esperaba nadie pues quería darles una sorpresa.
A poco muero en el intento el calor insoportable apenas te dejaba respirar, llegué a casa y después de estar en casa un ratito y comer nos fuimos a la piscina, se estaba de lujo con el agua tan fresquita.
De pronto empezó a llegar gente (jóvenes sobre todo) no conocía absolutamente a nadie, me daba mucha a alegría ver a tantísima juventud, así fueron los días 22 y 23, después me vine de nuevo para Madrid.
He estado de nuevo del 3 de septiembre y por arte de mágia no quedaba nadie en el pueblo, y me decía yo, que penita de pueblo con lo bonito y lo tranquilo que es y lo solo que está, se oia hasta el silencio, que penaaaaa ¡
A poco muero en el intento el calor insoportable apenas te dejaba respirar, llegué a casa y después de estar en casa un ratito y comer nos fuimos a la piscina, se estaba de lujo con el agua tan fresquita.
De pronto empezó a llegar gente (jóvenes sobre todo) no conocía absolutamente a nadie, me daba mucha a alegría ver a tantísima juventud, así fueron los días 22 y 23, después me vine de nuevo para Madrid.
He estado de nuevo del 3 de septiembre y por arte de mágia no quedaba nadie en el pueblo, y me decía yo, que penita de pueblo con lo bonito y lo tranquilo que es y lo solo que está, se oia hasta el silencio, que penaaaaa ¡