Hay una canción que cantaba Juanita Reina como nadie y decía algo así como: Vino en un rayo de luna, de luna del mes de enero, era un chiquillo de Osuna que quería ser torero...
Este, al que yo me refiero, no vino en un rayo de luna, sino a las dos de la tarde, unas horas antes de la llegada del otoño. Se ve que ya hacía días que se había fijado en mí, pero aún, hasta ese momento, no se había atrevido a dar señales de vida. Como había tenido tiempo para pensarlo y meditarlo, había preparado todo muy bien preparado para el día que apareciese darme un buen susto, pero.... ¡que va....! El susto se lo llevó él, que si se descuida un poco, me lo como con patatas, me tomo unas copas de Rasolí, y después me fumo un puro habano...
Si voy a decir la verdad, yo también me asusté, lo que pasa es que una es "mú valiente" y antes de -con perdón-, "cagase la pata abajo", saca fuerzas de flaqueza, coge el teléfono, y sólo con decir: "Oíga, vengan rápido que un "malasombra" ha venido a "atacame" y a "decime" que hoy, precisamente en estos momentos, -más que nada por los síntomas, ¿eh?- comienza mi OTOÑO, y que como no se den prisa en venir, mi invierno, y mi puesta del pie en el otro lado, no tardará tres meses en llegar: quizá, quizá unas horas...
¡Hay qué ver, qué cosas más serias pasan en la vida, y algunos como yo, que "a pitorreo" nos las tomamos!
Sé que muchos de vosotros no vais a entender nada de lo que estoy escribiendo; sé que pensaréis que estoy como "un cencerro viejo", "más loca que una cabra", "con la olla ida", pero sé que por lo menos una persona sabrá de lo que estoy hablando, y sabe que estoy "más feliz que una perdiz", así que demos gracias a Dios y a la Virgen de la Cuesta, porque "La vaquilla de San Mateo", me rozó, pero no me pilló... ¡Qué aquí está la gracia!
Este, al que yo me refiero, no vino en un rayo de luna, sino a las dos de la tarde, unas horas antes de la llegada del otoño. Se ve que ya hacía días que se había fijado en mí, pero aún, hasta ese momento, no se había atrevido a dar señales de vida. Como había tenido tiempo para pensarlo y meditarlo, había preparado todo muy bien preparado para el día que apareciese darme un buen susto, pero.... ¡que va....! El susto se lo llevó él, que si se descuida un poco, me lo como con patatas, me tomo unas copas de Rasolí, y después me fumo un puro habano...
Si voy a decir la verdad, yo también me asusté, lo que pasa es que una es "mú valiente" y antes de -con perdón-, "cagase la pata abajo", saca fuerzas de flaqueza, coge el teléfono, y sólo con decir: "Oíga, vengan rápido que un "malasombra" ha venido a "atacame" y a "decime" que hoy, precisamente en estos momentos, -más que nada por los síntomas, ¿eh?- comienza mi OTOÑO, y que como no se den prisa en venir, mi invierno, y mi puesta del pie en el otro lado, no tardará tres meses en llegar: quizá, quizá unas horas...
¡Hay qué ver, qué cosas más serias pasan en la vida, y algunos como yo, que "a pitorreo" nos las tomamos!
Sé que muchos de vosotros no vais a entender nada de lo que estoy escribiendo; sé que pensaréis que estoy como "un cencerro viejo", "más loca que una cabra", "con la olla ida", pero sé que por lo menos una persona sabrá de lo que estoy hablando, y sabe que estoy "más feliz que una perdiz", así que demos gracias a Dios y a la Virgen de la Cuesta, porque "La vaquilla de San Mateo", me rozó, pero no me pilló... ¡Qué aquí está la gracia!
Ya debéis saber, por el tiempo que hace que escribo en el foro, que no me gusta dejarme las canciones "a medias", y mucho menos si son canciones como esta:
CON DIVISA VERDE Y ORO
Vino en un rayo de luna,
de luna del mes de enero;
era un chiquillo de Osuna
que quería ser torero.
-Ganadera salmantina,
yo la nombro por madrina,
que, el dinero y el cartel,
si algún día los consigo,
pongo al cielo por testigo
que me caso con usted.
Un ¡ole! en la tienta
por su valentía
y un duende en mis venas
que así me decía:
ESTRIBILLO
Ganadera con divisa verde y oro,
ten cuidado,
que el amor no te sorprenda como el toro
desmandado.
Por tu hacienda y tu apellío
se te guarda devoción,
y un clavel en tu vestío
llamaría la atención.
En tus ojos se adivina
la locura de un "te adoro".
Has de ser como la encina,
ganadera salmantina
con divisa verde y oro.
II
Ya es un torero de fama,
dinero y categoría;
ya es su pasión una llama
que me ronda noche y día.
Por tres veces me ha pedido
que lo tome por marido,
por tres veces dije ¡no!,
y la causa está en Osuna,
morenita de aceituna
que por mí se le olvidó.
Y son, en mis noches
de penas mortales,
cuchillos las coplas
de mis mayorales:
ESTRIBILLO
Ganadera con divisa verde y oro,
dueña mía,
cuánto diera por salvarte de ese toro
de agonía.
Con tu hacienda y tu apellío
ya te sobra en qué pensar
y hasta el luto del vestido
te lo debes de quitar.
Porque así no se adivina
que enterrastes un "te adoro"
bajo el tronco de una encina,
ganadera salmantina
con divisa verde y oro.
CON DIVISA VERDE Y ORO
Vino en un rayo de luna,
de luna del mes de enero;
era un chiquillo de Osuna
que quería ser torero.
-Ganadera salmantina,
yo la nombro por madrina,
que, el dinero y el cartel,
si algún día los consigo,
pongo al cielo por testigo
que me caso con usted.
Un ¡ole! en la tienta
por su valentía
y un duende en mis venas
que así me decía:
ESTRIBILLO
Ganadera con divisa verde y oro,
ten cuidado,
que el amor no te sorprenda como el toro
desmandado.
Por tu hacienda y tu apellío
se te guarda devoción,
y un clavel en tu vestío
llamaría la atención.
En tus ojos se adivina
la locura de un "te adoro".
Has de ser como la encina,
ganadera salmantina
con divisa verde y oro.
II
Ya es un torero de fama,
dinero y categoría;
ya es su pasión una llama
que me ronda noche y día.
Por tres veces me ha pedido
que lo tome por marido,
por tres veces dije ¡no!,
y la causa está en Osuna,
morenita de aceituna
que por mí se le olvidó.
Y son, en mis noches
de penas mortales,
cuchillos las coplas
de mis mayorales:
ESTRIBILLO
Ganadera con divisa verde y oro,
dueña mía,
cuánto diera por salvarte de ese toro
de agonía.
Con tu hacienda y tu apellío
ya te sobra en qué pensar
y hasta el luto del vestido
te lo debes de quitar.
Porque así no se adivina
que enterrastes un "te adoro"
bajo el tronco de una encina,
ganadera salmantina
con divisa verde y oro.
