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UNA ORQUESTA SINGULAR.
En las calurosas noches estivales suena de pronto en el campo la música circense que interpretan con gran entusiasmo miles de insectos.
Uno de los músicos rasca con la tibia, a manera de arco de violín los dientes de una sierra e inicia el preludio musical en compás de seis por ocho...
En las calurosas noches estivales suena de pronto en el campo la música circense que interpretan con gran entusiasmo miles de insectos.
Uno de los músicos rasca con la tibia, a manera de arco de violín los dientes de una sierra e inicia el preludio musical en compás de seis por ocho...
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Otro ejecutante arranca de un tambor oculto sordas vibraciones que concluyen en un agudo y lastimero chirrido. El tercero golpea la cabeza contra un madero, y el último tumbado de espaldas y con las extremidades en alto, arquea el cuerpo y produce extraños chasquidos...
Otro ejecutante arranca de un tambor oculto sordas vibraciones que concluyen en un agudo y lastimero chirrido. El tercero golpea la cabeza contra un madero, y el último tumbado de espaldas y con las extremidades en alto, arquea el cuerpo y produce extraños chasquidos...
¿Se trata de la Banda de Música de Las Pedroñeras? ¿De unos músicos ye-yés? ¿De los Príncipes Azules? ¿De los Lobos del Ritmo? Nada de eso. A la mayoría de los componentes de este conjunto musical se les puede oír en verano en cualquier campo o seto, porque los que componen el grupo musical a que nos referimos son unos saltamontes, unas cigarras, un coleóptero llamado reloj de la muerte, unos cuantos grillos y un baticabeza, todos ellos miembros de la orquesta más extraña de la tierra...
