... Y para acompañar a este COCINERO, COCINERO, nada mejor que esta...
GUITARRA.
Parece que las manos
no rozan la guitarra.
Que es ella, solamente,
quien se quiebra y se rasga.
Parece que sus cuerdas
son voces casi humanas.
Requiebros de un ensueño.
Abismos de nostalgia.
Parece que el sonido
del viento en una caja
puede alzar la tristeza,
izar velas sin anclas.
Parece que las manos
ni siquiera hacen falta.
Que la guitarra tiene
por sí sola ya un alma.
Autor: Enrique Barrero Rodríguez y Francisco Borrás Verdera
GUITARRA.
Parece que las manos
no rozan la guitarra.
Que es ella, solamente,
quien se quiebra y se rasga.
Parece que sus cuerdas
son voces casi humanas.
Requiebros de un ensueño.
Abismos de nostalgia.
Parece que el sonido
del viento en una caja
puede alzar la tristeza,
izar velas sin anclas.
Parece que las manos
ni siquiera hacen falta.
Que la guitarra tiene
por sí sola ya un alma.
Autor: Enrique Barrero Rodríguez y Francisco Borrás Verdera