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Estando en un supermercado observé que había una chica joven con un carrito lleno hasta arriba. Cuando iba a pagar vio que sólo había una caja, ante la que se había formado una cola de unas quince personas. Desesperada y enfurecida al ver que tenía que esperar, exclamó:
- ¡A la mie... da! ¡Qué me lleve a comer a un restaurante! Y diciendo esto, salió del Super con las manos vacías...
No sé cómo se las ingeniaría con su marido o compañero para que la llevase al restaurante a comer.... ¡Y más con ese carácter...!
- ¡A la mie... da! ¡Qué me lleve a comer a un restaurante! Y diciendo esto, salió del Super con las manos vacías...
No sé cómo se las ingeniaría con su marido o compañero para que la llevase al restaurante a comer.... ¡Y más con ese carácter...!