"Emergían del piso de madera, relataba mi vecina con cara de susto, eran androídes con ojos de tirabuzón, y exhalaban un humo verdoso. Corrí hasta la cocina, y allí volví a verlos saliendo del congelador. Al mismo tiempo, una pandilla de maleantes con chaquetas negras y cuchillos en mano irrumpió saltando desde las ventanas. No pude menos que pensar, decía: "Esto es una pesadilla, y tengo que despertar"...
¡Jolín!, suerte que el relato fue cortito, porque si no, yo creo que me hace coger miedo para toda la noche, la "miedica" de mi vecina...
No creáis que es esta sólamente la vecina que tengo "miedica"; en Alconchel tengo otra que paqué las prisas... Cuantas veces nos ha dicho: "Anoche me quedé sóla con los chicos, y no sabéis los repisa que estuve después... ¡No me podía dormir del miedo que tenía! Y no vayáis a creer que es porque cuando dormía tenía pesadillas, no... es que cualquier "bichejo" la asusta, y ya véis... pasando el verano en un pueblo como el de Alcocnhel.... ¡Pós anda que no hay "bichos!...
No creáis que es esta sólamente la vecina que tengo "miedica"; en Alconchel tengo otra que paqué las prisas... Cuantas veces nos ha dicho: "Anoche me quedé sóla con los chicos, y no sabéis los repisa que estuve después... ¡No me podía dormir del miedo que tenía! Y no vayáis a creer que es porque cuando dormía tenía pesadillas, no... es que cualquier "bichejo" la asusta, y ya véis... pasando el verano en un pueblo como el de Alcocnhel.... ¡Pós anda que no hay "bichos!...
Esta vecina de aquí, era voluntaria en un laboratorio del sueño, donde los investigadores la despertaban en momentos decisivos para llevar un registro de sus sueños. Los autómatas habían ido a visitarla después de las cuatro de la mañana, hora en la que la pesadilla, vieja enemiga de la humanidad, suele afligir a los durmientes...
