Un discurso de imperecedera actualidad.
¿Qué debemos hacer? ¿Hacia dónde hemos de volvernos para salvar nuestras vidas y el porvenir del mundo?. A los ancianos no les importa tanto: de todas maneras, pronto se irán. Pero no puedo menos que conmoverme al mirar a la juventud, con su incesante actividad y su ardor, y sobre todo al mirar a los niños, entregados a sus alegres juegos; entonces me pregunto qué sería de ellos si Dios se cansara de la humanidad...
¿Qué debemos hacer? ¿Hacia dónde hemos de volvernos para salvar nuestras vidas y el porvenir del mundo?. A los ancianos no les importa tanto: de todas maneras, pronto se irán. Pero no puedo menos que conmoverme al mirar a la juventud, con su incesante actividad y su ardor, y sobre todo al mirar a los niños, entregados a sus alegres juegos; entonces me pregunto qué sería de ellos si Dios se cansara de la humanidad...