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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: ......

"Todos los Santos.
José Antonio Doménech Corral

La festividad de Todos los Santos es importante en la Iglesia. Porque, aún careciendo del calor entrañable de la Navidad o de la alegría exultante de la Pascua, despierta esperanza de resurrección. Así al menos parece entenderlo la religiosidad popular que acude el 1º de noviembre en mayor proporción a los cementerios a depositar una ofrenda floral „y muchos además una oración„ en la tumba del familiar fallecido, que el día 2 es el día de los difuntos...

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Y es de admirar cómo al cerrar sus puertas aparecen convertidos en un gozoso jardín, más signo de alegría y de vida que de muerte. Ya sabemos que el culto a los muertos es patrimonio de todas las culturas; pero en la cristiana con una característica singular. Y es que en los primeros siglos eran venerados sólo los mártires en el aniversario de su muerte, dentro de la comunidad a la que habían pertenecido y dentro de una celebración eucarística....

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Hasta que el papa Bonifacio IV el 13 mayo de 613 instituyó la fiesta universal de "Todos los Mártires". Fiesta que Gregorio III ampliaría en el 782 a "Todos los Santos que reposan en la tierra" (mártires y no mártires); y finalmente Gregorio IV en el año 835 la fijaría el día 1 de noviembre con el nombre de «Todos los Santos». Como sigue hasta hoy...

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Porque el culto a los difuntos que no eran mártires no estaba oficialmente reconocido en la primitiva iglesia. Su origen se debe a San Agustín (año 387), al cumplir la promesa que le arrancó su madre moribunda, Santa Mónica, al pedirle: «Hijo, acuérdate de mí en el altar del Señor»; es decir, cuando celebres misa. Lo que cumplió...
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
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Y basado en este hecho, siglos después el abad de Cluny, San Odilón (año 998), dispuso en sus monasterios la celebración de una misa al día siguiente de Todos los Santos (el 2 de noviembre) en memoria de los monjes difuntos. Costumbre que en el siglo IX adoptó la liturgia oficial de la Iglesia para todos, religiosos y no religiosos, frailes y no frailes. Hasta nuestros días...