Había una vez un señor, -os podéis imaginar de dónde era-, que había encargado una tonelada de piedras, y le pareció, al llegar el camión con el pedido, que no había suficientes para hacer la tonelada.
Llevó entonces la balanza del baño cerca de donde habían descargado las piedras, comprobando así que faltaban 275 kilos para hacer la tonelada. "Empleé 45 minutos en pesarlas y fue una obra de romanos,-comentaba-, pero confirmé mis sospechas. En la cantera se quedaron desconcertados al saber que había usado la báscula del baño, pero me enviaron la cantidad de piedras que faltaban"
Llevó entonces la balanza del baño cerca de donde habían descargado las piedras, comprobando así que faltaban 275 kilos para hacer la tonelada. "Empleé 45 minutos en pesarlas y fue una obra de romanos,-comentaba-, pero confirmé mis sospechas. En la cantera se quedaron desconcertados al saber que había usado la báscula del baño, pero me enviaron la cantidad de piedras que faltaban"