Si vais a Villagabriel
os dirán los aldeanos
que para juegos de manos
no hay otro como Manel.
Manel era un calavera
que vivió en Madrí
seis meses de la trampa,
y de las nueces
como un behemio cualquiera,
llegando a tal situación,
que no le faltó "el pan nuestro"
al que metía en un cesto
con gran prestidigitación,
y en vez de andar
por la Corte y por la Villa,
a este acecho, al otro estrujo,
se fue a dárselas de brujo.
por los pueblos de Castilla...
os dirán los aldeanos
que para juegos de manos
no hay otro como Manel.
Manel era un calavera
que vivió en Madrí
seis meses de la trampa,
y de las nueces
como un behemio cualquiera,
llegando a tal situación,
que no le faltó "el pan nuestro"
al que metía en un cesto
con gran prestidigitación,
y en vez de andar
por la Corte y por la Villa,
a este acecho, al otro estrujo,
se fue a dárselas de brujo.
por los pueblos de Castilla...
...
En sus viajes peregrinos
pasó por Villagabriel,
a cuyo alcalde cruel
detestaban los vecinos.
En un arranque de humor
que nadie pudo soñar,
llevó el alcalde a cenar
al prestidigitador,
y dispuso en una hora
dar una función casera
para que se distrajera
su simpática señora,
sin presumir que la tal
(que nunca le ha sido infiel)
se iba a prendar de Manel
lo mismo que un animal..
En sus viajes peregrinos
pasó por Villagabriel,
a cuyo alcalde cruel
detestaban los vecinos.
En un arranque de humor
que nadie pudo soñar,
llevó el alcalde a cenar
al prestidigitador,
y dispuso en una hora
dar una función casera
para que se distrajera
su simpática señora,
sin presumir que la tal
(que nunca le ha sido infiel)
se iba a prendar de Manel
lo mismo que un animal..
...
Con los mejores deseos
Manel hizo aquella noche
lo que se llama un derroche
de lindos escamoteos.
¡Con qué prontitud sacaba
dos armarios de una vela!
¡Cómo al maestro de escula
se le caía la baba,
sobre todo al verlo (en pos
de un resultado seguro)
meterse en la manga un duro
y luego sacarse dos!...
Con los mejores deseos
Manel hizo aquella noche
lo que se llama un derroche
de lindos escamoteos.
¡Con qué prontitud sacaba
dos armarios de una vela!
¡Cómo al maestro de escula
se le caía la baba,
sobre todo al verlo (en pos
de un resultado seguro)
meterse en la manga un duro
y luego sacarse dos!...