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Dominando una pequeña isla del río Isar, en el corazón de Munich, se alzaba un palacio mágico donde todos los días, a las nueve en punto de la mañana, unas grandes puertas se abrían y una impaciente multitud penetraba en su interior a través de torniquetes...
Dominando una pequeña isla del río Isar, en el corazón de Munich, se alzaba un palacio mágico donde todos los días, a las nueve en punto de la mañana, unas grandes puertas se abrían y una impaciente multitud penetraba en su interior a través de torniquetes...