Ni recordaba ya la de cosas que se escribieron bajo esta foto de mis queridas amigas Antonia y Raquel, con las que me voy a despedir esta noche, y a las que dedico esta "Poesía de los años Catapunes" para que vayamos aprendiendo las tres, lo que se escribía aquellos que llamamos: Catapún.
¿SE PUEDE VIVIR?
Esto no hay ya quien lo aguante,
esto no puede seguir,
es preciso concluir
con esta vida enervante.
El Sol feroz nos abrasa;
sus rayos nos debilitan,
y con su fuego nos quitan
la vida que veloz pasa.
Y si a la calle salimos
nuestro tormento aumentamos,
pues dondequiera que vamos
con mayor fuerza sentimos
que nos consume el calor,
al contemplar admiradas,
esos cuerpos "yogurines"
que van pregonando amor...
Esto es lo que decimos ellas dos y yo, que hacemos tres. Mañana que será otro día y verá LA TUERTA los espárragos, veremos que dirán los "Yogurines"....
Hasta entonces, aquí dejo unos cuantos besos sacados de la espuerta comedera de los besos, un buenas noches y que descanséis.
¿SE PUEDE VIVIR?
Esto no hay ya quien lo aguante,
esto no puede seguir,
es preciso concluir
con esta vida enervante.
El Sol feroz nos abrasa;
sus rayos nos debilitan,
y con su fuego nos quitan
la vida que veloz pasa.
Y si a la calle salimos
nuestro tormento aumentamos,
pues dondequiera que vamos
con mayor fuerza sentimos
que nos consume el calor,
al contemplar admiradas,
esos cuerpos "yogurines"
que van pregonando amor...
Esto es lo que decimos ellas dos y yo, que hacemos tres. Mañana que será otro día y verá LA TUERTA los espárragos, veremos que dirán los "Yogurines"....
Hasta entonces, aquí dejo unos cuantos besos sacados de la espuerta comedera de los besos, un buenas noches y que descanséis.
Aquí vuelvo de nuevo a ver a estas dos mozonas, que por lo que pude ver no hace mucho, continúan tan guapas como siempre, ¡O MÁAAAAAAAAS....!
Por tal motivo y por muchos más, cuando aun eran "Pollitas" los "Yogurines" alconcheleros les decían al verlas pasar por la esquina...
Las mórvidas redondeces
que audaz la tela señala;
el suave aroma Heno de Pravia que exhala
el vestido en sus dobleces;
la carne que palpitante
brega por romper potente el ropaje,
que obediente marca
con ritmo incitante,
curvas gráciles y llenas,
al par que la vista encantan
nuestra joven sangre exaltan,
haciendo brinque en las venas
con constante martilleo;
y al sentir sus fuegos locos
que nos quema, poco a poco
somos presos del deseo;
el amor de ellas buscamos
los "Yogurines" del pueblo,
y a la perdición corremos
pues las locuras que hacemos
con creces luego pagamos...
Por tal motivo y por muchos más, cuando aun eran "Pollitas" los "Yogurines" alconcheleros les decían al verlas pasar por la esquina...
Las mórvidas redondeces
que audaz la tela señala;
el suave aroma Heno de Pravia que exhala
el vestido en sus dobleces;
la carne que palpitante
brega por romper potente el ropaje,
que obediente marca
con ritmo incitante,
curvas gráciles y llenas,
al par que la vista encantan
nuestra joven sangre exaltan,
haciendo brinque en las venas
con constante martilleo;
y al sentir sus fuegos locos
que nos quema, poco a poco
somos presos del deseo;
el amor de ellas buscamos
los "Yogurines" del pueblo,
y a la perdición corremos
pues las locuras que hacemos
con creces luego pagamos...
....
Culpables, dicen, que somos las mujeres.
de todas sus calaveradas,
pues, dicen, que de ropa aligeradas
vamos evocando los placeres,
que son causa poderosa
de que ellos, "Yogurines" embriagados,
agosten desesperados
su juventud animosa...
Culpables, dicen, que somos las mujeres.
de todas sus calaveradas,
pues, dicen, que de ropa aligeradas
vamos evocando los placeres,
que son causa poderosa
de que ellos, "Yogurines" embriagados,
agosten desesperados
su juventud animosa...
...
Y si dolorida el alma -decían ellos-
de la carne, vencedora,
queriendo encontrar la calma
en el hogar..., ¡vano intento!;
pues no falta una vecina
que en su "toilette" verpertina,
no aumente su sufrimiento;
pues como aprieta el calor
quiere templar sus ardores,
y en paños más que menores
prescindiendo del pudor,
sale al fresco a disfrutar
mostrando tales encantos que,
so pena de ser Santos,
nos obligan a pecar...
Y si dolorida el alma -decían ellos-
de la carne, vencedora,
queriendo encontrar la calma
en el hogar..., ¡vano intento!;
pues no falta una vecina
que en su "toilette" verpertina,
no aumente su sufrimiento;
pues como aprieta el calor
quiere templar sus ardores,
y en paños más que menores
prescindiendo del pudor,
sale al fresco a disfrutar
mostrando tales encantos que,
so pena de ser Santos,
nos obligan a pecar...