ARROZ, su lado mitologico Hindú.
Según la religión Budista esto sucedió, y nació el arroz:
Batara-Guru, Ilamado propiamente Siva, el dios superior, formó una doncella tan hermosa que le puso por nombre Retna-Dumila (joya radiante), y deslumbrado por su hermosura quiso casarse con ella. Los dioses aprobaron en consejo tal unión, pero Retna-Dumila impuso a Batara-Guru tres condiciones para aceptarla, figurando entre ellas la de que le presentara un manjar que nunca le causara hastío. Ninguno hallo el enamorado pretendiente que con el tiempo no produjera este efecto a su amada, y desconfiando de su poder divino envió a la tierra a su favorito Kala-Gumarang...
Según la religión Budista esto sucedió, y nació el arroz:
Batara-Guru, Ilamado propiamente Siva, el dios superior, formó una doncella tan hermosa que le puso por nombre Retna-Dumila (joya radiante), y deslumbrado por su hermosura quiso casarse con ella. Los dioses aprobaron en consejo tal unión, pero Retna-Dumila impuso a Batara-Guru tres condiciones para aceptarla, figurando entre ellas la de que le presentara un manjar que nunca le causara hastío. Ninguno hallo el enamorado pretendiente que con el tiempo no produjera este efecto a su amada, y desconfiando de su poder divino envió a la tierra a su favorito Kala-Gumarang...
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Pero este, en vez de buscar el manjar deseado, se dedicó a hacer la corte a Dewi-Sri, esposa del dios Vishnu, que, molesta por sus impertinencias, le convirtió en jabalí. Batara-Guru, cansado de esperar, quiso a la fuerza casarse con la bella Retna-Dumila, que murió en tal instante. Prabu-Makukuwan, príncipe de Mendang-Kamulan, encargado de guardar su fosa, observó que de ella brotaba, a los cuarenta días, un extraño resplandor y después una planta desconocida...
Pero este, en vez de buscar el manjar deseado, se dedicó a hacer la corte a Dewi-Sri, esposa del dios Vishnu, que, molesta por sus impertinencias, le convirtió en jabalí. Batara-Guru, cansado de esperar, quiso a la fuerza casarse con la bella Retna-Dumila, que murió en tal instante. Prabu-Makukuwan, príncipe de Mendang-Kamulan, encargado de guardar su fosa, observó que de ella brotaba, a los cuarenta días, un extraño resplandor y después una planta desconocida...