ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: ......

EL ORIGEN DE LA FIESTA DE NAVIDAD. bibliotecavirtualdeandalucía.

"Como sucede con todo lo que cuenta en su haber con una larguísima tradición secular, casi bimilenaria ya en este caso, los primeros pasos de la fiesta no pueden aparecer totalmente diáfanos ante nosotros, por las lógicas lagunas de una historia de tan venerable antigüedad. Pero, ateniéndonos a datos
ciertos y comprobados, sabemos que la Navidad, como celebración importante, nació en Roma, y que el Cronógrafo del año 354 es el primero que señala su existencia, aunque en estos años primeros la fiesta cristiana aún muestra unos vínculos muy estrechos con las celebraciones paganas en honor del Sol
invicto, que después del Solsticio se engrandecía de fuerza y claridad. Esta es precisamente la idea parafraseada en una homilía anónima del siglo IV:...

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"Lux crescit, decrescunt tenebrae; crescit dies, decrescit nox; errorem veritas subdit hodie nobis, Sol iustitiae nascitur".

En la iglesia oriental, a principios del siglo V también, la Natividad de Jesucristo se comenzó a celebrar el día 5 de enero, como preparación a la Epifanía. Era una triple celebración que, además de la Navidad, celebraba primeramente el Bautismo de Cristo, para añadir más tarde la conmemoración de la visita de los Magos. Pero poco a poco se va imponiendo también allí la fecha del 25 de diciembre y hay indicios e incluso testimonios de que en todo el mundo cristiano de mediados del siglo IV ya se había realizado el reajuste. En todo caso, por una homilía de San Juan Crisóstomo predicada en Antioquía el
25 de diciembre del 387, se puede asegurar que la nueva festividad había alcanzado una enorme popularidad universal en muy pocos años. Sólo la Iglesia Armenia no aceptó nunca el cambio, y sigue todavía aferrada a la celebración del 5 de enero...
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
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Fue tal la importancia de la fiesta navideña a partir de esas fechas, que lo que realmente causa extrañeza es que hubiera antes tan largo espacio en blanco. Sin embargo, el hecho tiene su explicación. Por una parte, las persecuciones cruentas de los años primerísimos no se prestaban precisamente a la desbordante alegría que siempre iba a acompañar la celebración del Nacimiento. Y por otra, sabemos con certeza, y así lo afirma el mismo Orígenes a principio de la centuria tercera —sin que falten ... (ver texto completo)